Jugamos otra partida, pero en esta yo quiero enseñar mis cartas:
Para rebatir tus argumentos utilizaré la lógica, la inteligencia, la honestidad y la esperanza.
Para combatir contra tus armas y tus artimañas, antepondré mi sonrisa y mi abrazo sincero, sin conocerte de nada.
Para explicar mis intenciones pongo ante ti una pizca de deseo de ser feliz y una gran bola de nieve blanca de calma. De esas que cuando ruedan van creciendo por el simple hecho natural de ver cómo se agranda una esperanza.
Por campo de batalla mi corazón, te lo abro para que penetres en él y desde allí, poniéndote en mi lugar, busquemos un sentido honesto y coherente a esta lucha a la que no das tregua, en la que exhibes como justicia mucha rabia acumulada.
Por reglas del juego acepto tus intenciones, si son buenas, quedaremos en tablas, si no lo son, ganarás la partida y la batalla pues no voy a esforzarme en cambiar ya nada más.
Por tiempo para luchar te regalo la eternidad de mis cuentos, tal vez prosigan en pie mañana o tal vez ya solo releas y desgastes todas mis sonrisas y lágrimas con la mirada.
Por ímpetu para derrotarte, no tengo nada, no te conozco, no te pongo nombre real ni cara, no sé porqué necesitas pelearte conmigo ni qué deseas ganar, si es la razón, yo te la doy, probablemente solo busques como trofeo de gloria... exhibir ante los demás... tus ansias de victoria.

Juguemos, pero eso sí, ponte un nombre apropiado y lucha aquí arriba, en este cielo en donde yo escribo cuentos, en donde podamos exhibir en justa medida, el acero de nuestros motivos, de nuestras expresiones y el brillo de nuestras ortográficas armas.

¡Juguemos! y si me arrancas suspiros y emociones, si brotan a ilusiones mis sonrisas o caen a pedazos mis lágrimas al leerte, mi primera estocada mortal para ti será un diez de confianza y avanzaré en dieces cada nuevo escrito tuyo, luchando hasta quedar exhausta, hasta que consigas vencerme con tus unos y caiga muerta de dolor ante la sinrazón de mi abyecta e insensata esperanza.

¡Juguemos!, yo pongo mi primera jugada, más de 230 valientes cuentos que me defenderán con todas sus ganas. Unos son muy pequeños, otros, infantiles, apenas tienen edad para pelearse con nada, mucho menos para morir, otros son tan reales, educativos y serios que no debieran detenerse en bobadas, pero a todos les asiste una tremenda ilusión y entrega por defender con dignidad hasta exhalar el último suspiro, la bondad de mi alma.

Aquí te espero, con renovados alientos, con coraje y con entregada pasión hacia esta improvisada y gratuita batalla, seas caballero o dama escribe tus enojos que yo iré destapando los míos, con arrojo, te acribillaré a dieces tus cuentos, te perforaré con extendidos abrazos de ternura y afecto el alma y si al final me vences con tu rabia .. te llevarás como reconocido premio de victoria... todas mis humildes palabras y acallaré con actitud sumisa y derrotada para siempre... mis reiteradas lágrimas.

Más recuerda, si tus letras no te alcanzan... yo me llevó para mis adentros... algo importante en mi vida, una promesa tuya: la paz para siempre para todos los autores de estas páginas.

¿Te atreves? si es así empecemos a batallar ya...eso sí, juguemos a solas, seamos pacíficos y no hagamos trampas, luchemos tan solo.... con propias y cultivadas palabras.

Tú mueves.