Y piensas, tirado en la arena teñida de alba, en un silencio teñido de soledad, un sol triste que llora lágrimas de luz al mar, mientras se levanta a trabajar. Aurora triste de mi triste tristeza, abandonado en mi pensamiento, olvidado por la diosa del Olvido que me hace recordarte, y olvidar que no me quieres y recordar que te amo. Corazón suicida que no hace mas que sentir un sentimiento profundo como si de un cancer se tratara, veneno de un alma que llora cianuro, veneno de un alma que llora amor. Un Cupido que tiró a matar, y yo que quise morir, cayendo en tu juego, en telarañas de pasión falsa y en un te quiero que sonó a verdad oido de tus labios, tus palabras y tu voz mezclada como en un canto de sirena. Quien me iba a decir que la cara de la maldad fuese tan dulce, poner caviar en los labios para luego morir de hambre; y si no estuvieramos hechos para sentir y el amor fuese un castigo divino de pecados añejos de antepasados ajenos, o no supieramos usar eso que llamamos corazón, si sólo fuera para bombear sangre, y no para querer a personas que olvidan, o simplemente fuera un arma de doble filo, que amar sea una forma de vivir, o una forma de suicidarse.