En el pueblo Pascual, llamado así por un Dios azteca según los antepasados, ahí vivía XILOTOTEC; un joven muy inteligente, con valor y voluntad. La gente lo creía un Dios, pues curaba todo tipo de enfermedades con ocote, entre otro tipo de plantas.
XILOTOTEC pasaba largas horas en una cueva rodeada de velas y calaveras, donde llamaba a los muertos. Después de estar largas horas, buscaba un alerce {árbol frondoso} donde curaba a la gente y a algunas se las tenía que llevar a la cueva. Aunque no toda la gente creía en él.
TLÁLOC hijo de CHEMA, estaba grave, ella era una de las personas que no creía en él, pero no tenía otra solución y tuvo que acudir con XILOTOTEC. Cuando CHEMA llegó al alerce, XILOTOTEC le preguntó: ¿Qué tiene tu hijo mujer y por qué lo traes conmigo?. Ella le contestó con mucho miedo y temor, pero sabía que tenía que vencer el miedo.
Mi hijo está grave y vengo con usted mi señor, porque es el único que me lo puede salvar. XILOTOTEC le dijo que se tenía que quedar con el niño un día y luego se lo entregaría. CHEMA muy temerosa no supo que contestar, y no tuvo otra salida que dejárselo. Ella se retiró con mucho miedo, pero a la vez sabía que su hijo se iba a componer.
Mientras que en el alerce, XILOTOTEC se llevaba a TLÁLOC a la cueva, cuando llegó lo primero que hizo, fue cubrirlo con cieno y ocote.
Al paso de varias horas conversaban, TLÁLOC le llamó mucho la atención su cretona y su chuzo de XILOTOTEC y TLÁLOC le preguntó. ¿De quién es la cretona y el chuzo?. El no supo que contestar, por que nunca, nadie le había preguntado.
Confió en él, y le dijo que era de su padre PASCALA. TLÁLOC se quedó sorprendido, sabía que así se llama su pueblo, mientras conversaban, XILOTOTEC lo curaba. Después de una larga conversación y varias horas, se hicieron amigos.
Al día siguiente CHEMA fue por su hijo y vio que ya estaba sano, le dio las gracias al joven y le dijo que no sabía como pagárselo. XILOTOTEC al oír eso le dijo: Solo deje que TLÁLOC me visite de vez en cuando mi señora. Lo siento mi señor eso es imposible porque TLALOC y yo nos vamos a ir de este pueblo y no sé cuando regresaremos.
Cuando TLÁLOC escuchó lo que su mamá había dicho, se puso triste, pero no dijo nada. TLÁLOC y su mamá se fueron.
Pasaron varios años; cuando TLÁLOC regresó al pueblo se dio cuenta que ya no era el mismo, que la gente tampoco era la misma y el alerce ya no existía. Pero a él lo único que le importaba era encontrar a XILOTOTEC.
Cuando lo encontró, XILOTOTEC lo llevó a la cueva, le regaló su cretona y su chuzo, porque el sabía que ya se iba a morir. TLÁLOC no lo aceptó porque sabía que esas cosas eran un regalo de su padre.
XILOTOTEC le dijo: Tómalo hijo te lo doy de todo corazón. Está bien lo voy a tomar solo porque tu me lo pides y eres mi amigo Contestó TLÁLOC.
A los 6 días XILOTOTEC murió en la cueva. TLÁLOC se puso muy triste y fué el único que lo veló, y lo enterró en la misma cueva.
Cuando TLALOC se fué del pueblo, tapó la cueva para que nadie entrara, se llevó con él su cretona y su chuzo. Se alejó con muchas lágrimas en la cara y lo último que dijo cuando estaba sepultando a XILOTOTEC, fué:
Te llevaré en mi corazón, gran Dios y amigo mío, ‘mi señor ’.
FIN
AUTOR: JUAN ANTONIO CESAREO VARGAS. 14 AÑOS.
IGUALA GRO.
MEXICO