La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos pero temperamentos cortos, autopistas más anchas pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes pero familias más pequeñas, más compromisos pero menos tiempo. Tenemos más títulos pero menos sentido común, más conocimiento pero menos criterio, más expertos pero más problemas, más medicinas y menos salud. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco, odiamos demasiado. Aprendimos a armar una vida pero no a vivirla plenamente. Hemos llegado a la luna y regresado pero tenemos problemas a la hora de cruzar la calle y conocer a nuestro vecino...Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior, limpiamos el aire pero polucionamos nuestras almas. Tenemos mayores ingresos, pero menos moral, hemos aumentado la cantidad pero no la calidad.
Estos son tiempos de personas más altas con caracteres más débiles, con más libertad pero menos alegría, con más comida pero menos nutrición. Son días en los que llegan dos sueldos a casa pero aumentan los divorcios, son tiempos de casas más lindas pero hogares rotos, un tiempo con demasiado en la vidriera y poco de puertas adentro.