*Los rayos del sol entraban ocultándose entre las sábanas. Any dormía plácidamente, estaba envuelta en un dulce y cálido sueño del que no quería despertar, pero la radio decidió interrumpirla para traerla de nuevo a la cruda realidad. Abrió los ojos lentamente, disfrutando la suavidad del sol, sintiendo que un nuevo día había amanecido... Se estirazó y miró al techo unos segundos hasta que decidió que era hora de levantarse. Caminó decidida hacia la cocina, conectó la cafetera y encendió la televisión una vez llegó al salón. Miró unos segundos las noticias y acto seguido, se introdujo en el baño para tomar una rápida y energética ducha.
Apenas si tardó en vestirse unos minutos, había elegido ropa cómoda porque sabía que sería un día largo y duro. Caminó con el pelo mojado hasta la cocina y se sirvió el café. Luego se sentó en el sillón y observó en silencio la tele.
Consultó su reloj y comprobó que eran más de las ocho de la mañana, asi que se puso en pie y se dió los últimos retoques...
Estuvo a punto de cerrar la puerta de casa cuando de repente, observó que había algo extraño en el ventanal de su terraza, algo que no podía ver con claridad debido a las cortinas blancas. Entró rápidamente sin inmutarse a cerrar la puerta, y se acercó al ventanal respirando con dificultad pero haciendo correr la cortina con frialdad y decisión. Escrito con letras rojas ponía: "La valentía de seguir metiendo las narices donde no debes, solo te llevará a la muerte". Any movió su mano ligeramente hasta las letras y rozó con sus dedos el color; era reciente, no cabía duda. Y lo que era peor, estaba escrito desde dentro de su propio salón. Tragó saliva y comenzó a retroceder con lentitud y con cierto temor, no podía apartar la mirada del ventanal cuando de repente, tropezó con alguien que estaba justo detrás. En un acto reflejo, Any se giró sobresaltada y desenfundó el arma con rapidez y apuntándole. Michael levantó las manos asustado y borrando la sonrisa al ver el rostro pálido de la joven.
-¡Ann! Tranquila... ¡soy yo!- repuso muy tranquilo- ¡Ann! ¡Escúchame! ¿Qué significa eso?- la joven bajó el arma y miró a Michael con duda y temor en sus ojos-
-¡Joder Michael, me has asustado!- acertó a pronunciar al fin enfundando de nuevo su arma- ¡Podría haberte matado joder!- añadió. Mike asintió y señaló con su mano el ventanal- ¡No lo se! Estaba a punto de salir de casa cuando me he dado cuenta de que había una sombra extraña tras la cortina-
-¡No deberías dejar la puerta abierta Ann!- repuso Mike acercándose y observando detenidamente la escritura-
-¿Qué estás haciendo tú aqui?- preguntó la joven mirándole fijamente-
-¡Quería ver si todo iba bien!- contestó- ¡Me han contado lo de anoche! El capitán dice que deberías tomarte el día de descanso... y que deberías dejar el caso- Any frunció el cejo-
-¡No pienso hacerlo!- exclamó- ¡No pienso hacerlo!- repitió amenazándole con el dedo. Mike sonrió y asintió-
-¡Si, lo se! Por eso estoy aqui...- sacó su móvil y llamó a la policía. Estuvo hablando unos segundos mientras Any ojeaba cada una de las letras de la frase- ¡Vienen hacia aqui!- repuso Mike colocándose a su lado- ¿Crees que lo hizo antes de que tu llegases?- preguntó. La joven ni siquiera se detuvo en mirarle, estaba absorta en descubrir algo en esas palabras- ¡Ann!- exclamó-
-¡No lo se Michael!- contestó de mala manera- ¡Anoche todo estaba normal, entré, registré y cerré bien con llave! No había nada extraño en casa... a menos que...- caminó hacia la terraza y comprobó el cierre; estaba abierto- ¡Joder!-
-¿Crees que se metió por la terraza?- preguntó Michael saliendo al exterior por si descubría algo- ¿O crees que ha estado aqui toda la noche?- Any le miró confundida y sin saber muy bien que contestar. Observó a su alrededor sin hallar nada extraño que aportar al caso-
-Michael... ¿quién era Nyah Holdon?-
*El policía la miró fijamente y suspiró. Ella sabía que había algo más que no le habían contado, pero no lograba entender muy bien el qué o el porqué de ocultarle pistas que tal vez podían ayudarla a aclarar el problema. Dos amenazas en menos de 24 horas... Any sabía que lo que le hubiese ocurrido a la joven Holdon, debía ser algo demasiado importante, y también sabía que iba a estar sometida a una fuerte agonía, la agonía de no saber que escondía aquel nombre de mujer...