- ¿Qué quieres que te traiga de Nueva York?- me preguntó mi hermano por teléfono tres días antes de regresar a España -. Pídeme lo que sea; aquí puedo conseguir casi cualquier cosa.
- ¿Cualquier cosa?- le insistí -. Entonces..., tráeme las Páginas Amarillas de Manhattan.
Efectivamente, me trajo una guía telefónica grotesca, al menos en cuanto al tamaño se refiere. Era un capricho para decorar mi estantería tan vacía de libros, no por falta de gusto para la lectura sino por la falta de fondos para comprarla. Una semana después ya me había olvidado de aquel libro exageradamente pesado y voluminoso, cuando vi por televisión que las noticias de las tres de la tarde se alargarían hasta la madrugada porque " dos de los edificios más emblemáticos de Nueva York están a punto de desaparecer ante nuestras miradas de incredulidad" que comentaba Matias Pratt.
Todavía hoy miro aquella guía y lo comprendo todo; comprendo que no son las Páginas Amarillas de Manhattan, sino un gran libro de Paleontología en el que aparecen los nombres de todo lo que se comieron esos dos enormes dinosaurios carnívoros que eran las torres (¿torresaurios?) y que, al igual que aquellos bichos, también se han extinguido dejando huesos por todas partes, sobre todo en las cabezas de viudos y viudas, de huérfanos y huérfanas, de..., de..., en fin, como dice el Hombre Humillado de Felix de Azúa, es vergonzoso que no exista un nombre para las personas que no tienen hijos o los han perdido. El caso es, que estos monstruos prehistóricos nos han dejado esquelas que ocupan lo que ocupan los anuncios de esta guía que no es una guía sino una funeraria llena de clientes; unos a la espera y otros que ya han sido atendidos, con sus respectivos teléfonos de contacto por si hay que avisarles de que ha llegado su hora... Aunque marco el 2129120630 y no contesta nadie, o el 2127750865 y no contesta nadie, o el 2124886990 y no contesta nadie,... Podrían estar de vacaciones, pero es extraño que no tengan contestador en el Paraíso de las Finanzas...