- ¡Silvia! - gritó Miguel - sube que nos pilla la tormenta.
Acababan de bajar una montaña y ya tenían que volver a su tienda con sus compañeros. Llevaban tiempo deseando bajar por aquella magnifica montaña y, aunque no estuvieron mucho tiempo abajo, pudieron observar lo bonita que era. Debían de subir porque se avecinaba una tormenta y debían resguardarse en la tienda de campaña en medio del campo, al lado de la playa. Cuando llegaron les recibieron con mucho entusiasmo, puesto que aquella montaña no la había logrado escalar nadie.
- Enhorabuena a los dos, sois los mejores - dijo Luis - ¿Os habéis enterado de la cueva hundida al lado del mar? Dicen que esta por aquí cerca. No la ha visto nadie y es una pura leyenda, me gustaría descubrirla y salir en la tele.
- En ese caso - apuntó Silvia - la buscaremos mañana al amanecer, esta noche parece que va a hacer frío, con este tormenta.
A la mañana siguiente emprendieron la busqueda hacía la cueva hundida. A pesar de que era una simple leyenda, todos parecían entusiasmado en encontrarla. Aunque "una cueva hundida" no sería muy facil encontrarla...
Durante más o menos un mes, estuvieron buscando la cueva por toda la isla, y no encontraban nada. Ni siquiera una simple pista. Una mañana, apareció en la tienda de campaña un nota que ponía:
< Existe una cueva de maravillas incontables, de grandes misterios y aventuras. Misterios aún no resueltos y dispuestos a ser descubiertos. Ahora bien, de las seis personas, solo una puede entrar en la cueva, de lo contrario, no se encontrará la cueva >
- Quien escribió esta carta debe de habernos vigilado, puesto que sabe que estamos buscando la cueva y que somos seis - dijo Silvia.
Al cabo de algunos días, tres de las seis personas que estaban en el grupo se rindieron y volvieron a sus casas. Solo quedaban Luis, Miguel y Silvia. El primero se dedicaba todo el día a hacer cuentas sobre donde podrían encontrarla. Y los otros dos se dedicaban a buscarla por la costa y por en medio de las montañas.
Dos días despues apareció otra extraña nota:
< Aquel que entre en la cueva sera de valiente corazon y limpio de maldades. Los dioses lo han elegido, y no te queda mucho tiempo para descubrir la cueva hundida >
- Habla en segunda persona - Dijo Miguel - Por lo que ya saben quien entrara en la cueva, me parece que tendremos que ir mas rapido para descubrir esa cueva.
Al amanecer del día siguiente pusieron el mayor empeño del mundo, pero pasó el día y ni siquiera encontraron otra pista.
- Así nunca la encontraremos - dijo Silvia muy triste cuando era ya denoche.
Caminaron por el borde de los acantilados de la playa cuando de repente el suelo pareció moverse y abrirse un hueco en el suelo, y fue debajo de Silvia. Ésta cayó antes de que ni Luis ni Miguel pudieran reaccionar.
Abajo, la cueva estaba oscura, así que tuvo que encender su linterna para ver que es lo que había. Despues de haberle deseado suerte Luis y Miguel, Silvia emprendió su camino a través del pasadizo que le condució a una extraña cueva; de las paredes colgaban hermosas estalacticas y estalagmitas. La cueva era húmeda y fría, y en medio había un lago, que parecía ser bastante hondo. Los alrededores de la cueva estaban llenos de agua y de fotografías muy antiguas...
- Debo estar soñando - dijo
Y antes de que se diera la vuelta una voz dijo:
- No hija, no sueñas.
Al darse la vuelta vio a un hombre anciano, de unos setenta años aproximadament, con barba larga y blanca y con aspecto simpático.
- Veo que hicistes cuenta a las notas que envié. Como estoy observando que estas asombrada, voy a explicarte un poco que es esta cueva:
< Hacia el año 1.720, invadieron estas tierras, llegando por la playa. Casi todos los habitantes que tuvo estas tierras murieron o fueron esclavos, pero no todos. Hubo un grupo de personas, que decidieron salvar la vida de las personas del pueblo construyendo esta cueva. Hicieron un pasadizo secreto que se accedía mediante un hueco del acantilado, pero con el paso de los años se ha cerrado el hueco y la historia quedo en solo una leyenda.
- Pero - dijo Silvia - Si se ha cerrado el hueco, ¿Cómo es posible que usted este aquí?
- Yo vivo aqui, hija. Solo por la noche se produce una vez cada tres años un fenómeno que consiste en que el túnel que lleva a esta cueva se abre mediante un movimiento de la Tierra y solo los valientes de corazon y libres de maldades entran. Dicen que el túnel lo abren las personas que murieron en el pueblo, y eligen a la persona que quieren que descubra su secreto.
- Pero usted no puede vivir aquí, no hay... comida ni nada. Ademas, ¿Qué son esas fotografías?
- Acabaré la historia: Las personas que pudieron ser salvadas y llevadas a esta cueva inventaron un túnel sin fondo donde guardar los alimentos. Yo salgo por la noche y los guardo en este túnel y tengo para un año. Pero hablemos de los antepasados: Como se sentían solos, los pocos que quedaron salvados, hicieron memoria a la gente que había muerto colgando sus fotografías en esta cueva. Cuando las tropas se habían ido del pueblo, los habitantes salieron al exterior y se fueron a vivir a otras tierras, pues el enemigo había destroza el pueblo. La cueva quedó vacía pero llena de misterios. Es tarde, debes irte, recuerda que has descubierto el mayor secreto de la historia, pero te pediría un favor; no quiero que digas a nadie esto que te he contado, prefiero que dentro de tres años, otra chica igual que tu lo descubra. ¿de acuerdo?
- Si, tranquilo. Yo no dire nada. ¿Por dónde se sale?
El anciano le dijo que cerrara los ojos y así lo hizo. Al cabo de cinco minutos estaba al lado del túnel por el que había caído, pero ahora ya era todo tierra y el túnel había desaparecido. Sus compañeros estaban al lado esperandola y le brillaron los ojos al verla.
- ¿Qué ha pasado? Cuenta Silvia - le preguntaron los dos a la vez
- AH, nada, era simplemente un túnel que lleva a la costa, pero vamos no era nada
- ¿Y la leyenda? - Se interesó Miguel
- ¡Ah! Bueno es una leyenda, puede ser verdad o no, pero llevamos mucho tiempo en este lugar y me gustaría volver a casa.
No hicieron más preguntas, pero si observaron que Silvia era más feliz que antes de haber caído por el túnel y que de vez en cuando, cuando dormía, se le escuchaba decir: valiente de corazon y libre de maldades...