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Categoría: Terror

¿ Venganza o justucia?

Me sentí perdida cuando ví mi cuerpo cubierto de sangre, en el silencio de aquel bosque, desesperada quizás sea la palabra que lo describa mejor, o aterrada. La verdad no encuentro palabras para describir la angustía que se apoderó de mi, cuando vi mi cuerpo sin vida, cuando ví a mi asesino cavando mi tumba.
Ví el hacha con la que me habia matado en el suelo, y a mi verdugo de espaldas, me entraron unas ganas inmensas de hacerlo lo que él me había echo, de que sufriera lo que yo sufrí, mientras jadeaba encima de mí, y una mezcla de poder de lújuria, de odio se reflejaba en sus ojos. Me aterraron, me dieron miedo, mucho miedo... cuando su hacaha desgarraba mi carne, cuando sufría sus desmesudaros golpes, el odio, cobró vida en mi alma, supongo que eso era odio, pues nunca había sentido nada parecido por una persona, tanto desprecío, tanta rabía...
Mis gritos desesperados no llegarón a nadíe se quedaron atrapados en ese bosque, en ese oscuro y frío bosque, testigo silencioso del fin de mi existencia, el único que vió como me robaban la vida.
Mis gritos eran mudos, nadíe los oía, porque estaba muerta, muerta... y viendo como mi propio cuerpo magullado, cubierto de sangre se cubria de tierra.
Intenté agarrar el hacha, quería que sufriera lo que yo sufrí, que sintiera el dolor que sentí y que aún perdura en mi atormentada alma, me cegó el odío, solo quería, que él tambien perdiera ese preciado tesoro que es la vida, que todos tenemos, y que quizás no valoramos, ese tesoro, la vida... ese gran regalo, que me había sido arrebatado.
Ví que mis manos ya no respondían, ya no podían agarrar ese objeto, manchado por mi sangre y cubierto de lágrimas y dolor, de gritos y desesperación, que acabó con aquello que tanto amaba, una noche que alguien se cruzó en mi camino, jugó con mi destino y ganó la partida llevandose como trofeo mi vida... Sí mi VIDA...
Desesperé, lloré, grité con la fustración de no ser oida. Corrí...corrí hacía mi casa, para decirles a mi familia lo que me había pasado, para que hicieran justicia, para decirles quien era, aquel que guardaba mi colgante como un trofeo de cacería, que buscaran cerca... muy cerca... pero no me veian, no me escuchaban, ni siquiera eran conscientes de mi preséncia...

No tengo palabras para describir, la pena, el dolor, que sentí, no tengo palabras... Sufrí el dolor de mi gente, en mi alma... mi alma que vagaba entre los vivos...
Sí, sufrí con mi muerte, pero me dolian mas las lágrimas de mi madre, la pena de mi padre... los problemas que mi muerte causaba en mi hermano, que sufria en silencio, y se ahogaba en su propio llanto cuando caía la noche...

Así que juré venganza. Juré acabar con las lágrimas de todos cuantos me rodeaban, y de aquellos a los que les dolía mi marcha de este mundo, por el que vago... sin rumbo... sin ser vista... Juré apaciguar su dolor e intentar que solo guardaran un bello recuerdo de alguien que una vez les regaló sonrisas...

Despues de meses, vagando entre los que me lloraban y sentir su dolor, su pena, su desesperación y su sed de justicia, decidí visitar a mi asesino, el que sequedó con mi vida... aquel que miraba mi colgante y lo acariciaba con sus sucios dedos manchados por mi sangre, aquel que gozaba recordando mi muerte.

Lo ví sentado, en el sofá, tomando una cerveza y viendo una pelicula en su televisor, con una calma y serenidad que aún alimentó mas mi rabia...
Un pinchazo se apoderó de mi alma, el dolor se multiplicó, una extraña sensación recorrió mi nuevo "cuerpo". Mis ojos vieron mi colgante, ese que me había acompañado parte de mi corta vida, estaba cerca de la mesa, en la reposaba su lata de cerveza. Intenté tocarlo... y lo moví... la fina cadena cayó al suelo, él se giró y recojió el colgante del suelo. Lo tomó con sus manos y lo pusó delante de sus ojos, de nuevo pude ver lo mismo que ví la noche de mi muerte, mientras jadeaba encima de mí, mientras desgarraba mi carne, me golpeaba y se llenaba de mi sangre... sus ojos, sus maldítos ojos... llenos de placer, lujúria, de gozo... de maldad...
De repente sus ojos empezarón a cambiar, y su expresión cambió, en su rostro se reflejó el pánico, el miedo...temblaba y gritaba que me marchará, mientras sus manos cubrian su rostro, ese rostro que hasta grabado a fuego en mi alma, ese rostro imposible de borrar, como imposible es borrar, esa noche... la noche de fin...
Me estaba viendo, y sentía miedo, terror, porque él me había matado, y ahora estaba en su salón delante de él.
Empecé a tirar cosas, me movía por el odío, a tocarle... mientras se desesperaba y daba vueltas sobre si mismo, gritando tapándose la cara, y lloraba, como yo lloré esa noche, como yo lloré por ver el sufrimento de mis padres, de mi hermano, de la gente que me quiere...
Asesino, asesino...susurraba en su oído...
Se arrinconó en el salón, y se tapó los oidos, con sus manos, llenas de huellas de mi sangre, que jamás podrá borrar, lloraba... pero mi voz seguía retumbando en su desquicíada cabeza, giraba en ella como la peonza de un niño en el asfalto de la carretera, un niño, que yo no podré tener, no podré ver, no podré disfrutar, porque él me negó ese privilegio, porque se lo llevó todo, todo lo que me deparaba el futuro, de las cosas buenas, de las malas...TODO... se lo llevó todo, y me dejó vagando entre la gente, sin rumbo, sin salida... el me dió el dolor, el sufrimento, la angustia de mi muerte y un entierro en un bosque donde retumban mis gritos y no pueden venir a recordarme...

Seguí atormentándole con mis visitas, con mis susurros cada noche, dejando que me viera y escuchara mi voz... diciendole ASESINO, asesino, asesino...

Una noche, como todas mis noches, entré en su casa, su fría casa y su cuerpo colgaba de una viga, sin vida...

¿Locura? ¿Remordimiento?

No estoy orgullos de mis actos, pero no podía dejar esa espina clavada, no podía dejar indiferente el sufrimento de los que me quieren, mi dolor, mi desesperación. No podia...NO PODÍA...

¿Me abré ganado el cielo? No lo creo...
¿Seguiré cerca de los mios como un fantasma sin poderlos abrazar?
¿ Estaré condenada a la soledad?
Lo que sí es seguro, es que nada ni nadíe me devolverá la vida, esa vida que escapó por rios de sangre, lágrimas de dolor, con gritos desesperados, mudos... mudos... porque nadíe los oyó. Mi vida... mi camino... mi felicidad... mis penas... mi amor... todo, todo me lo robó...
TODO SE SESGÓ, UNA NOCHE QUE ALGUIEN SE CRUZÓ CONMIGO Y SE ALIMENTÓ DE MI VIDA...
MI VIDAAAA....
Datos del Cuento
  • Autor: Mia
  • Código: 4719
  • Fecha: 09-10-2003
  • Categoría: Terror
  • Media: 6.05
  • Votos: 75
  • Envios: 7
  • Lecturas: 4363
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
lucas
invitado-lucas 10-10-2003 00:00:00

es tu primer cuento? repetis muchas palabras. repetis muchas ideas. caes en lugares comunes. haces comentarios cursis. el cuento podría escribirse con más suspenso y más miedo, en la mitad de lo que lo escribiste. si podia mover objetos, y tocar cosas, y aparecerse ante la gente, porque no se aparece frente a su familia? si es lo que mas quiere? aunque sea para decirles quien habia sido. y eso que metes de si vas a ir al cielo... si ya estas muerta, ya estarias en el cielo... y a cada rato pones mi vida, el regalo de la vida, la vida, la vida. en la mitad del cuento ya te aburris, porque siempre habla de lo mismo, las mismas palabras. lo termine de leer porque me intrigaba el final.

Crystal I
invitado-Crystal I 09-10-2003 00:00:00

Consigues hacer llegar al lector la angustia del personaje. Me gustó mucho tu relato por ese motivo. Felicidades aunque tienes razón: no sé si esa chica se ganó el cierlo pero creo que despues de todo se lo merecía

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