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Categoría: Ciencia Ficción

Crónica De Los Inútiles - Parte 7. Final

La operación había sido de tintes tan impecables que toda la plana directiva del laboratorio sudaba felicidad. El historial de Cáceres, obtenido por Lan, no mostraba ninguna irregularidad y los estudios e investigaciones arrojarían luz sobre un misterio milenario. Claro, todo esto había costado millones, la cantidad de gente sobornada, la cantidad de voluntades compradas, la lista era interminable pero la “inversión” justificaría el producto. Una cura genética para el cáncer, los dividendos serían astronómicos. Ya había empresas y acaudalados millonarios que murmuraban y compraban acciones por sumas multimillonarias en función de la prestigiosa trayectoria del laboratorio. La confianza en el oscuro, secreto e ilegal proyecto era absoluta. Los cotilleos en los círculos de los mercados de valores tiraban los paquetes accionarios del laboratorio por las nubes. Todo era dicha en el entorno de Berna y pronto sería nombrado miembro del directorio. El futuro se mostraba inmejorable.

 

Diez días después Hugo Lan leía las noticias en el diario matutino con una malévola y satisfecha sonrisa en el rostro. La empresa oncológica “Horlong & Martin” presentaba quiebra luego del desplome accionario de la semana anterior. Una investigación de la oficina de la Fiscalía de Estado había descubierto dolo y sobornos para la manipulación del cuerpo en coma de una persona que estaba internada en un hospital del estado. Directivos y ejecutivos de la empresa eran procesados y acusados de delitos de lesa humanidad al igual que innumerables directivos del departamento de Asuntos Científicos del Ministerio de Salud, entre los cuales figuraban Duarte y otros de más baja categoría, Carrascosa se había suicidado anoche y el medicucho se encontraba prófugo.

“Obviamente los investigadores del laboratorio se llevaron una gran sorpresa cuando, al provocarle cáncer a Cáceres, se propagó rápidamente por todo su organismo y, finalmente murió, como si no hubiera estado ya lo suficientemente muerto” pensó Lan. Había cumplido con Duarte, le había entregado lo requerido en un Pen Drive pero no por nada era un avezado ingeniero informático. Cuando Duarte copió los documentos a su computadora el Pen Drive se inutilizó y cuando imprimió los documentos desde su computadora el mismo virus los borró luego. De nada sirvió el intento avieso de involucrarlo, nada ligaba a Lan con el delito. En realidad todo lo que le entregó era rotundamente oficial pero fue lo no oficial, aquellos documentos enterrados y ocultos, para lo que Lan era un verdadero experto, lo que obvió. En resumen, el ingeniero había aportado su granito de arena para limpiar un poco la humanidad. Eso era todo.

 

23 de Enero de 1958.

 

Esther Cáceres, madre soltera, ingresa a sala de Pre-parto presa de terribles hemorragias. El médico obstetra no logra evitar la muerte de la madre pero alumbra a gemelos. La madre estaba sola en el mundo y de sus efectos personales se logra recabar informes personales. De los dos niños varones uno comienza con insuficiencias cardiorrespiratorias mientras que el otro muestra una salud aceptable. A pesar de los intentos de la médica auxiliar, agotada, da al pequeño por muerto, labra el acta de defunción y remite el cuerpo a la morgue. La médica de la morgue recibe el cuerpo y lo coloca a congelar. Al otro día una enfermera acude a la morgue para retirar el cuerpo del gemelo Cáceres para darle sepultura pero detecta signos de vida en el pequeño. Aterrada llama a la médica de turno. Cuando esta última revisa la documentación descubre el acta de defunción y se percata que el hermano gemelo nacido vivo había sido remitido a un asilo al no contar con ningún familiar. La médica amenaza a la enfermera con el despido y la obliga a cerrar la boca. Luego destruye el acta de defunción y confecciona otra de “Nacido Vivo” colocando el nombre del hermano y su mismo número de documento. A continuación le realiza al niño maniobras extremas de emergencia y lo ingresa ilegalmente en terapia intensiva pediátrica. Apenas recuperado lo remite a otro asilo en el otro extremo del país. Años después uno de ellos muere de cáncer en julio de 1999 y el otro en un accidente de tránsito en Diciembre del 2003.

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