¿De dónde provienen los mitos de los Campos Elíseos; de la barca de Carón; del Tártaro, o de los jueces del infierno? Pues proceden de Egipto y de su famoso lago de Aquerusia.

En la antigüedad, el principal cementerio egipcio estaba ubicado cerca de Menfis y de un lago llamado Aquerusia. Cuando un egipcio fallecía, su cadáver era transportado a orillas de ese lago para ser juzgado según había actuado en vida. Si se decidía que había obrado bien, lo transportaban en un bote hasta la otra orilla (de ahí lo del barquero) donde gozaría del disfrute de una hermosa pradera llena de flores donde descansar en paz, a esta pradera se la llamaría Elision (de aquí se tomó el nombre de Campos Elíseos), morada del reposo y de la alegría. Por el contrario, si había quebrantado las leyes del país, el cuerpo inerte era arrojado a un estercolero (muladar) llamado Tártaro.

Posteriormente, la mitología griega adoptó ciertos parecidos o derivaciones, como el uso de los antiguos a denominar Aquerusia a los lagos y pantanos. Caronte fue el nombre que le dieron al barquero del río Aqueronte. Y el muladar llamado tártaro se convirtió en el inframundo, lugar de tinieblas.