Erase una vez un perro callejero que se llamaba Rudy. Por otro lado, en una casa preciosa vivía un perro exactamente igual a Rudy (el callejero), sólo que era chica y se llamaba Flor.
Un día Flor salió al jardín y vió a Rudy, se fué detrás de él y se perdió. Entonces Rudy volvió a la casa de Flor y ocupó su sitio. Los dueños no se dieron cuenta de que Flor era en realidad Rudy. Pero pronto se dieron cuenta de que ese perro tan mal educado no podía ser su preciosa Flor, así que, una vez dejaron salir a Rudy al jardín y lo siguieron por las calles hasta que encontraron a Flor. La alegría de la perrita al ver a sus dueños fue infinita.
A los dueños les daba pena dejar a Rudy en su casa, pues era el vertedero de basura de la ciudad, así que decidieron llevárselo a la casa y enseñarle buenos modales. Cuando aprendió a comportarse, Flor se enamoró perdidamente de él,y como Rudy ya amaba a Flor desde el primer día que la vió, se casaron y tuvieron cuatro cachorritos igualitos a ellos. Todos fueron muy felices.