Para Vet, con un beso

Las palabras no son fáciles... y mucho menos cuando uno está muriendo asfixiado dentro de un tonel en medio del mar. Hubiera preferido que me mataran rápido y sin dolor, ¡claro que pensándolo bien!, ningún muerto se ha levantado para quejarse de que su muerte le dolió ni poco ni mucho, pero supongo que hay de muertes a muertes, y una de las más horribles sería morir quemado o ahogado... y por lo menos me salvé del fuego. Claro que todavía me dijeron, cuando estaban cerrando la tapa del tonel que me quedarían como diez o quince minutos de oxigeno. Tal vez yo les hubiera contestado que mejor me pusieran los pies en una tina y vaciaran cemento, para que por lo menos cayera como piedra hasta el fondo, pero no les dije nada. Me podría imaginar que en una situación así, a los diez o veinte metros de profundidad mis oídos reventarían y ya a los treinta habría perdido el conocimiento, pero ahora tengo diez minutos para agotar el oxígeno y soltar todos los pensamientos que traiga dentro antes de que muera. No es triste mi situación. No me quejo demasiado, yo me lo busqué, claro que si pienso que nunca más volveré a vivir, algo como un escozor en la piel me la agallina, pero pensando las cosas ya más fríamente, ni siquiera les guardo rencor a mis asesinos... tal vez un poquito, se hubieran apiadado de mí, digo, si yo fuera un asesino le volaría la tapa de los sesos a mi víctima de un jalón y no me andaría solazando con una muerte lenta y cruel, que ni siquiera ellos van a ver. Tal vez me podrían haber desatado las manos por lo menos, porque este nudo ya me empieza a doler en las muñecas y siento cosquillas en la nariz por el chorrito de agua que se esta metiendo por un orificio y quisiera rascarme por última vez. Pero como dijo el Jefe: Que le duela hasta el tuétano, y así me amarraron, con desdén, aunque no sé por que se enojaría tanto y por tan poco, supongo que a últimas fechas le era fácil encontrar cualquier razón para mandarme matar, después de todo, yo era su hijo estúpido y él siempre decía a mi madre: Cría cuervos que te sacaran los ojos.