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La hechicera de Németon - Cap-13

La Hechicera de Németon
Capítulo – 13 “La furia de Aicul”

Al amanecer el guerrero recoge sus armas y reanuda la marcha.
El bosque de Németon está a la vista.
Se adentra en los senderos. Nota que no hay pájaros ... demasiado silencio. Alcanza a oír solo el agua de una cascada lejana.
Niebla que transita entre los árboles, truenos lejanos.
Kolker se nota nervioso.
¿Dónde están lo conejos ... dónde las ardillas?

Escucha un retumbar. Se detiene y afina el oído ... es una carga de caballería.
Un mal presentimiento se apodera de él.

Clava los talones en las costillas de su cabalgadura y el noble animal en un instante está a galope tendido sorteando árboles, saltando arbustos, arroyos y troncos caídos.
La brisa juega con las largas crines de Kolker que no se contiene ante ningún obstáculo.
Se detiene en la cima de una colina desde donde se divisa el campamento de Aicul.
La hechicera es atropellada una y otra vez por las cabalgaduras. Ella se levanta y corre. Trata de llegar a la gruta. Una y otra vez rueda.
Ella trata de correr hacia aquel lado y alguien la intercepta, quiere ir hacia el otro y lo mismo ... está rodeada.

¡Sssssssssssssssssssuoc! Rueda con todo y cabalgadura un guerrero. La primer saeta llegó.
Cortan el aire una lluvia de flechas que viajan raudas cada una a su blanco.
La muerte arrastra a una docena más de guerreros.
Draffud viene a la carga espada en mano alta sobre su cabeza. Un grito de guerra sale de su garganta.

Veinte guerreros más se olvidan de Aicul y desenvainando sus espadas se lanzan a la carga contra Draffud.
Aicul mira la llegada de su amado Draffud y sonríe llevándose la mano al corazón.
Kolker sabe que hacer... es un caballo de guerra ... el mejor.
Relincha y se para en dos patas, cambia de frente, protege a su jinete con su cuerpo.
La espada de Draffud relampaguea en el aire, uno, dos, tres ... seis guerreros no verán el sol de mañana.

Aicul lo ve batirse y no puede creer lo que sus ojos ven. Es la primera vez que lo ve pelear... ahora sabe por qué es el “ungido”.
Luego de la primer “pasada” los catorce guerreros restantes se reagrupan.
Conversan por unos segundos... podrán en ejecución alguna táctica de guerra contra Draffud.
Aicul ve a su amado de espaldas. Espera el nuevo ataque.

Los guerreros forman dos columnas de siete. Intentarán pasar por cada lado de Draffud.
¡Iniciaron el ataque!
El “ungido” envaina la espada ante los ojos atónitos de Aicul y los guerreros.
Kolker relincha y se levanta de manos cuando inicia la carrera al encuentro.
Draffud tiene el escudo en la mano izquierda ya están demasiado cerca... todos sueñan con ser quien mate al “ungido”.
Un rápido ademán y la Gae Bulga está en la mano derecha.
El escudo bloquéa el ataque de la izquierda ... la Gae Bulga atravesó a siete guerreros.
Draffud suelta la legendaria lanza de Cuchulaín y desenvaina la espada.

Aicul que está viendo todo niega con la cabeza sonriendo. No puede creer lo que ven sus ojos.
Esta vez no permite que se reagrupen ... va tras ellos.
La velocidad de Kolker pronto alcanza a los últimos. Son los primeros en morir... quedan cinco.
Tras unos instantes de combate, Draffud envaina su espada.

Gira con su caballo y mira a Aicul.
Ella corre hacia él.
Draffud salta de su caballo, abre sus brazos y recibe a su amada.
Ella le dice llorando – Nunca más vuelvas a dejarme ... nunca más...yo te amo ... te amo... te amo.

El mira sus ojos, su rostro, atrapa sus cabellos con la mano derecha y su talle con la izquierda. Aprieta el cuerpo de Aicul contra el suyo cuando la besa intensamente.
Ella cruza sus brazos por detrás del cuello de Draffud y se besan una y otra vez.
Entre beso y beso se escucha un susurro ... ¡Te quiero tanto ... tanto...!

¡Ssssssssssssuoc!

El rostro de Draffud se congela.
Aicul no entiende que le sucede pero nota que algo caliente moja sus manos.
Mira una de sus manos que hace un instante abrazaban la espalda de Draffud ... ¡SANGRE!
Draffud cae sobre sus rodillas.
Aicul ve con horror la flecha clavada - ¡Noooooooooooo ... no ... no ... por favor no ... por favor...!
Draffud levanta la cabeza mira a Aicul ... algo intenta decir pero es inaudible...

El guerrero cae con el rostro contra la tierra.
Ella en medio de llantos intenta darlo vuelta pero se da cuenta que no será posible por la flecha que está clavada a su espalda.
Acerca su oído al guerrero y escucha – Siempre te amé, te amo y te seguiré amando ... eres mía ... mía.
De pronto sus ojos comienzan a cerrarse ante la impotencia de Aicul - ¡Nooooooooo ... no quiero que te mueras ... no me dejes por favor ... no vuelvas a irte... no quiero ... no quierooooo!
Draffud ya no puede escucharla ...

Gritos de júbilo se escuchan no muy lejos.
Aicul levanta la vista y ve unos doscientos guerreros a caballo en la cima de la colina.
Levantan sus armas y lanzan gritos de triunfos.
De la otra colina otros doscientos guerreros asoman con sus cabalgaduras y también alzan sus armas y gritan su victoria.

Aicul se pone de pie. Su rostro endurecido. De sus ojos ya no brotan lágrimas.
Camina lentamente. Sus ojos van adoptando un extraño brillo que puede notarse a la distancia como dos brasas encendidas.
Los caballos se encabritan intuyendo un peligro y algunos guerreros son arrojados de sus cabalgaduras.

La hechicera de detiene en un punto equidistante de ambos ejércitos.
Levanta sus brazos y lanza un conjuro.
De inmediato el cielo se oscurece. Pesadas nubes se agrupan y el día se hace noche.
Los caballos siguen arrojando a sus jinetas y huyen despavoridos.
Aicul, inmutable va levantando lentamente sus brazos y se le escucha decir algo en una lengua que nadie entiende.
Se escucha un increíble trueno ... ella señala con sus manos a las tropas que están en colinas opuestas.

De entre las nubes se escucha un trueno más ensordecedor aún y al segundo mil rayos caen entre las tropas.
Se escuchan gritos y relinchos. Se desbandan ... todo es un caos ... todos quieren huir.
Aicul no perdona ... otras vez sus manos se elevan.
Los guerreros, desde la distancia ven aquel brillo rojo en los ojos de la hechicera.

Otra vez se escucha un conjuro y la tierra entera tiembla como en el epicentro mismo de un terremoto.
La tierra se abre primero en surcos largos que parecen partir de apenas unos metros delante de la hechicera. Y llegan hasta las tropas ... luego los surcos se hacen abismos que se tragan guerreros, caballos, armas... todo.
De las nubes sale otra descarga de rayos y otra ... y otra... y otra ...El bosque se incendia y el fuego devora todo a su paso... se oyen gritos y peticiones de perdón ... ¡Es la furia de Aicul! ...
(continuará)
Datos del Cuento
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10 comentarios. Página 1 de 2
Jose Astucuri Paredes
invitado-Jose Astucuri Paredes 30-08-2004 00:00:00

JAJAJAJA, ESCELENTE,PERDONE LA MANERA DE EXPRESARME, CREO QUE EL HUMOR ES UNA MANERA DE DECIR LAS COSAS SERIAS, BUENO, ESTE CAPITULO ES TREMENDAMENTE CONMOVEDORA, ME ENCANTO, SR, LEDO, LUEGO LE COMENTARE, ALGUNAS REPETICIONES INTRASCENDENTES, EN CUANTO A CABALLERIA, LO DEMAS, BACA.

Joaquín Ledo
invitado-Joaquín Ledo 30-08-2004 00:00:00

Jose Astucuri: Creo que la primera vez que leí un comentario suyo fue en la novela “La Española Cuando Besa”. Veo que ahora ha leído “La Hechicera de Németon”. Gracias por ser consistente en leerme y de vez en cuando se asoma con un comentario. ¡Sí! Ya vi el otro comentario en el capítulo anterior... otra vez agradecido. Joaquín

Lourdes
invitado-Lourdes 29-08-2004 00:00:00

Amigo, no puede ser que muera Draffud, y espero que sólo se haya desmayado. Cuando menos que sean felices Aicul y Draffud en el cuento, digo, no? Me vi muy mala?, no me hagas caso. Por supuesto que también va mi DIEZ. Aunque se molesten algunos. PD: Vengo con ganas de leer lo que no he leído en días, después te cuento por qué. Lourdes

Joaquín Ledo
invitado-Joaquín Ledo 29-08-2004 00:00:00

Lourdes: Por fin aparece la “azteca”. Tantos días sin verte. Hasta saqué un aviso sobre “Personas Extraviadas” para localizarte. Pero bueno, ya estás aquí. ¡Ahhhhhhhh! ... (fue un suspiro). Cambiando de tema, ¡viste! ... pobre Draffud. Él venía con tanta ilusión a encontrarse con la “Patico”. Pero hay esperanzas porque si no se murió con el flechazo de cupido cuando se enamoró de Aicul ... no hay flechazo que lo mate. Joaquín

Lidice
invitado-Lidice 29-08-2004 00:00:00

Creo que si yo tuviera esos poderes "mágicos" haria lo mismo.Creeme que si.

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