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Pico de Presión

La última cerveza se había terminado, los cuatro estábamos ya bastante tomados, pero aún así decidimos que había que comprar más, en definitiva, el juego aún no terminaba y no podíamos seguir con la garganta seca ¿no?... empezamos a mirarnos unos a otros, para ver quién era el que menos imagen de ebrio daba, pero era inútil, nuestros ojos parecían un mapa en que los ríos estaban trazados con intensas líneas rojas, éramos todos, verdaderamente un desastre… visto esto, decidieron que fuera yo a comprarlas, quizá porque había estado ganando durante toda la noche, los había dejado casi sin dinero, seguían apostando más de galanes y por querer recuperar lo suyo, que porque tuvieran un verdadero respaldo, es más, creo que ya, a uno, le había ganado a su esposa en la última mano, claro, deuda que sería muy difícil de cobrar, pero aún así, me pareció divertido, ya no tenía nada. Claro, era de no creerse, y a cualquiera haría enojar, no conforme con la suerte que había tenido durante toda la noche, las últimas tres manos, “póker de ases”, un increíble golpe de buena suerte y algo que sin duda haría poner nervioso y hacer desconfiar a cualquiera, pero así era yo, el único soltero, dicen que buena suerte en el juego, mala en el amor ¿no?.
Salí de casa y me dirigí a la estación de servicio, claro, a las 3:00 de la mañana, qué otra cosa podría hallar abierta, compré unas cuantas latas de cerveza, porque no tenían botellas, y regresé rápidamente, apurado quizá por seguir jugando, y un poquito por el miedo de haber dejado a tres borrachos irresponsables solos en mi casa, mala decisión, definitivamente.
Cuando llegué, un poco me sorprendí, y después creí que era algo más que obvio teniendo en cuenta el alto grado de alcoholemia que corría por la sangre de cada uno de nosotros a esa altura de la noche. Entendible claro, si tenemos en cuenta, que además de los 3 cajones de cerveza que habíamos tomado, castigamos duramente a una pobre botella de vodka que trajo uno de los chicos. Ahí, en la sala, estaba uno de ellos, muy, pero muy nervioso, casi histérico diría yo, a los gritos, dando vueltas, llorando, un cuadro realmente patético e incomprensible aún en una persona alcoholizada. Pero eso no era todo, en un momento, dejó de dar vueltas alrededor de la sala, yo sólo lo observaba, la escena me llegaba a asustar, no quería acercarme, no quería molestarlo, quizá a la distancia me daría cuenta de lo que sucedía, fue entonces, cuando se arrodilló, de espaldas a mí, aún no me había visto llegar, y sacó un arma, mi arma, supuse claro que la habría sacado de mi habitación, y aún cuando yo sabía que no estaba cargada, me di cuenta de que él no lo sabía, por eso, cuando se apuntó a la sien con ella, me abalancé sobre él para detenerlo, pero no para que no se hiriera, porque nada habría de salir de un arma vacía, pero fue un impulso natural, además, quería, necesitaba saber, qué era lo que lo estaba impulsando a actuar así.
-Pará, pará!!! Qué vas a hacer??
-Ahh… (suspira nervioso), sos vos… creí que era él.
-Él ¿quién?, qué te pasa?
-Te juro que no lo voy a dejar, no se lo pienso permitir, si me voy a morir, me voy a matar sólo, no le voy a dar el gusto a él.
-¿Qué? Estás loco!! Por qué te vas a matar, quién te quiere matar?? Qué te pasa??
-No sé, parece que se puso mal después de que le ganaste a su esposa en la última mano, se volvió loco, y vos sabés que es bastante temperamental… ¡¡BASTANTE!!
-Bueno, pero tampoco es para tanto, no te va a matar por eso, el que golpee a su mujer no quiere decir que sea un loco asesino. ¿Por qué no te calmás un poquito, eh?
-Calmarme???? Ese loco de mierda pudo matar a un amigo ya, por qué no habría de hacerlo conmigo? ¿eh?
No podía creerlo, me sentí, raro, un poco enfermo, totalmente consternado, claro, sabíamos que era un tipo algo violento pero nunca pensamos que podría matar a alguien. Pensé que todo sería un cuento de borracho, una fantasía, con elefantitos rosas y todo, pero fue peor de lo que pensaba. Primero le expliqué que el arma no estaba cargada y que todo el teatro que estaba haciendo era en vano, él se echó a reír como un tonto durante largo rato, cuando se detuvo, le pedí que me dijera bien lo que pasó, que cómo podía ser que hubiese matado a su propio amigo sólo por dinero. Ante esto, él sólo se limitó a contestarme:
-Mirá por la ventana y sacate la duda.
Me quedé helado, no sabía qué hacer, tenía ganas de gritar, de salir corriendo, de llorar, de un montón de cosas que no hice, quizá porque el alcohol comenzaba a darme un poco de sueño, quizá porque no quise alarmar a nadie, en fin. Luego, me tranquilicé, pensé un segundo, y hasta intenté esbozar una sonrisa, pensando en que era cierto eso que dicen, que los niños y los borrachos dicen siempre la verdad, pero la situación era demasiado negra como para reír en ese momento. Ahí, afuera, tendido sobre el pasto, a un lado de mi garage, yacía muerto uno de mis mejores amigos, el Tony, con un agujero en la cabeza, asesinado por otro de mis amigos, que en un arranque de locura lo había matado, y ahora parecía querer hacer lo mismo con nosotros, o al menos esa era la versión que yo tenía.
Por un rato largo sólo pude observarlo y pensar, mucho, en mucho y en nada, sólo observaba, estaba todavía un poco confundido y a pesar de la prueba que había frente a mis ojos, seguía aún un poco desconfiado, no creía del todo en lo que sucedía. Quise ir afuera para ver si estaba aún con vida, si estaba bien, para tratar de hacer algo, pero cuando quise salir, me agarraron por la espalda.
-No salgas, qué hacés, estás loco!!
-Pero tengo que ver si todavía está vivo, dejame salir!!.
-El tipo le voló la cabeza, vos te pensás que va a estar vivo, dejate de joder, te va a matar a vos también, y yo soy el próximo. Mejor quedate acá y llamemos a la policía.
-¿Qué?, y mandar en cana un amigo, ni se te ocurra, primero hay que ver bien qué pasó.
-Ja, pavada de amigo que tenés, asesina a uno de sus supuestos amigos en la casa de otro de sus supuestos, en este caso vos; todo por unos pocos pesos, y vos todavía querés defenderlo. Mirá que sos pelotudo a veces, eh.
Lo que me decía parecía un poco exagerado, pero tenía tal vez un poco más de sentido que el tratar de salir así como así, para hacerla de héroe, era inútil, seguramente ya estaría muerto, luego veríamos lo que hacer con él. Me senté y le pedí que se sentara, que se tranquilizara un poco y me contara bien lo que pasó. Él me dijo que luego de que me fui, todos comenzaron a bromear, a hacerse jodas unos a otros, riéndose del dinero que habían perdido, en fin, del afortunado partido que yo había tenido. Todo parecía ir bien, pero claro, cuando salió el tema de la mujer que había ganado en la apuesta, todo cambió.
-No sé, parecía sentirse culpable, se puso muy triste, yo paré con la joda enseguida, pero…
Claro, las jodas siguieron y siguieron. El muy estúpido hasta le habló de que la próxima era su hermana, su vieja y qué se yo cuántas cosas más. Así fue como de triste, su estado pasó a loco, y salió al patio enojadísimo, insultándolos a los dos.
-Yo me quedé adentro, estaba un poco asustado, pero él no, él lo siguió hasta el garage. Hugo había dicho que iba a fumar un cigarrillo, no sé para qué carajo se metió ahí, encima el otro estúpido lo sigue.
-Bueno, pero ¿qué pasó?
-Él se metió ahí y se quedó con la luz apagada, vaya a saber por qué, yo de adentro sólo miraba por la ventana, pero me preocupaba un poco, pensé que era en vano que siguiera mirando, no sabía que podía pasar ni quería saberlo, así que me puse a mirar un poco de tele.
-¿Y?
-Y… y bueno, para cuando volví a ver, ya había pasado todo, Tony estaba tirado ahí afuera, con la misma expresión inexpresiva de muerto que tiene ahora, y el otro loco de mierda seguía dentro de tu garage con la luz apagada… bah, supongo que estaba ahí, a menos que el hijo de puta haya salido corriendo.
-¿Pero vos escuchaste el disparo?
-Y… no, pero igual, ¿eso qué cambia?
-La verdad que nada, no sé ni para qué pregunto…
Estaba muy confundido, todavía no podía creerlo, yo pensaba que era un buen amigo, un toque loquito, pero no capaz de matar a alguien… sin embargo la situación era clarita. Decidí que ahora sí sería tiempo de ir a buscarlo, no sé, hablarle aunque sea, quizá con un poco de dialéctica podría convencerlo, calmarlo, no sé, hasta capaz que se entrega y la saca más barata, aunque bueh, eso iba a ser más complicado, de todas maneras fui… Salí despacito, estaba bastante oscuro, el Pato se quedó esperando adentro, no quería saber nada con salir… me fui acercando de a poquito al garage, supuse que Huguito seguiría ahí, pero no quise hacer demasiado ruido, para no llamar la atención, y hasta porque quizá se había dormido, con todo lo que había tomado… y podía meterlo a la casa e interrogarlo después, despierto, y sobrio… cuando llegué a la puerta de la cochera, miré al piso, donde estaba Tony, y me sorprendí un poquito ya que el agujero que tenía en la cabeza era muy grande, demasiado diría yo para cualquier tipo de arma de uso normal, a menos que anduviera con un arma militar o algo así, lo que sonaba claro, bastante ilógico.
Me agaché para revisarlo, ya estaba muerto, obvio, nada de pulso, no respiraba, y ya las moscas empezaban a hacerse un festín. Seguí mirando el agujero de su cabeza, y lo encontraba un poco raro. Me levanté y me paré al lado de la puerta, contra la pared:
-Hugo… HUGO!!! Hey, estás ahí?? Hugo, contestá, no te hagás el boludo, dale!!... por qué no te dejás de joder un poquito… HUGO!!!!
Me sorprendió mucho que no contestara, capaz que hasta ya se había ido, pero no quise confiarme… volví a insistir:
-Hugo, dale loco, tranquilito, si te entregás a la policía va a ser más fácil para vos… dale, Huguito, dale…
En ese momento le tomé mucha bronca a las malas películas policiales estadounidenses, porque siempre usan ese argumentito estúpido y a mí no me funcionaba, Hugo ni siquiera contestaba… decidí entrar, para ver si estaba, pero con cuidado. Estiré mi mano, alcancé el interruptor y prendí la luz. Del susto casi me da un infarto, después, una vez superado el shock, volví a mirar y seguía sin poder creerlo.
Estaba cansado, borracho, enojado, decepcionado… en lo único que podía pensar era en dormir, en el kilombo que se iba a armar con la policía, en que de esa no salíamos ni locos, en todo lo que esto iba a significar… para mi familia, la familia de Hugo y Tony, para mi trabajo, para el Pato… iba a ser todo un desastre, sin embargo, impulsado más por los nervios y toda la tensión distendida, de haber descubierto lo sucedido, me largué a reír un largo rato, a carcajadas, como un tonto… Pato, que miraba desde adentro, me vio reírme y no entendió nada, así que decidió salir:
-De qué te reís pelotudo???
-Mirá Patito, mirá… (apenas si podía hablar de la tentación de risa que tenía)
Tirado en el piso, del otro lado de la puerta, estaba tirado Hugo, con el mismo agujero en la cabeza que tenía el Tony… y ahí, justo en frente de nuestros ojos, colgado entre todo el resto de las herramientas de jardín, el pico, todavía tambaleándose y con la punta llena de sangre…
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 4.44
  • Votos: 36
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