¿Sabes? Me he negado el derecho a tu cariño, me he negado el derecho tan siquiera a mirarte desde este escondido rincón, se que tu me lo agradeces, porque tienes un corazón noble, porque no quieres herir a ese espíritu noble que me ganó la batalla, se te aprecia tanta gallardía, pero el grito que se ahoga en mi garganta grito es: Te amo, te amo.
He mirado a esa señorita que camina muy apretada a tu lado
No veo en ella nada especial, nada que la haga diferente
Estoy segura entonces que lo que tu vistes, ella lo lleva por dentro
Y no me da envidia, no me da nada, era para ti
Entonces me pregunto, si no eres tu, ¿Dónde está el?
Ha de haber para mi vida, alguien, y si Dios me lo permite
Debe ser como TU.
Desde el barcón de mi casa se ve la carretera, allá va un coche rojo como el tuyo, se oculta por momentos entre las montañas, y emerge triunfante cuando menos me lo espero, así viene tu recuerdo a mi mente, y como ese carro, en algún momento deberá desaparecer, pero mientras esto ocurre, mi vista se deleita, y mi cuerpo se reciente...
Este cuento se parece mucho a los de otro autor, pero tiene un pequeño sabor a mujer que es chevere, a mi me gusta cuando se escribe un idima que nosotras podemos entender