Kiara quería comprarse algo con el dinero que le dieron por su cumpleaños. Al pasar frente a la tienda de antigüedades, vio una muñeca de porcelana preciosa.
A pesar de su belleza, la muñeca no era cara, así que Kiara decidió comprarla.
-Esta muñeca es muy coqueta -le dijo el vendedor.
Es importante si te la quieres llevar que haga lo que yo te diga con la muñeca, es importante que cada día la peines y le pintes las uñas.
La chica aceptó los consejos y se marchó.

Durante mucho tiempo, estuvo entusiasmada con su nueva muñeca. Cada día la peinaba le pintaba las uñas y le cepillaba el pelo, pero una vez, Kiara se fue con sus padres a pasar el día fuera y la olvidó en casa. Regresaron muy tarde, pasada la media noche, y Kiara estaba tan cansada que se fue a dormil sin atender su muñeca.

Al día siguiente los padres de Kiara notaron que su hija no se despertaba. Como el día anterior se había acostado tan tarde, decidieron dejar que durmiera, pero a la hora de la comer fueron a llamarla.
Cuando entraron en su habitación, les esperaba un panorama desolador. ¿Qué era aquello? La cama estaba cubierta de sangre, y Kiara estaba despedazada.
Entre tanto horror, los padres de la niña muerta no se dieron cuenta de que alguien, o mejor dicho algo, acechaba a sus espaldas.
Era la muñeca de porcelana, despeinada, que sostenía en sus manos un hacha. Antes de que pudieran hacer nada, saltó sobre ellos. Cuando se dieron cuenta de que el juguete de su hija estaba poseído por una fuerza maligna llegada del Más Allá, ya era demaciado tarde para ellos...