Desde que era muy pequeñita a Leyre le encanta que le contemos cuentos: con hojas y sin hojas. Del último me encargo yo todas las noches, es un cuento especial, diferente cada día y en el que ella participa y lo va modificando, os voy a contar el de hoy:

El libro marrón iba dando saltos por todos los lugares buscando a Leyre, fue al cole pero ya había terminado, al parque, a la piscina y , por fin, la encontró jugando en su habitación. Como todos los días la tapa se abrió y la pequeña cabeza de su amigo Kallu salió: "Leyre, ven aquí por favor, necesito tu ayuda". Leyre le dió rapidamente la mano y entró en el libro, ese pequeño mundo secreto en el que vivían todos los personajes de los cuentos y al que ella iba a menudo a ayudarles cuando tenían problemas. A la primera que encontró fue a Blancanieves, que iba paseando con Pinocho, despúes vió a los tres cerditos "hola amiguita, hace tiempo que no te veíamos, ¿te ha contado Kallu nuestro problema?, nuestras tres casas han desaparecido y no podemos encontrarlas". No os preocupeis, contestó Leyre ahora mismo os ayudo, voy a sacar mis polvos mágicos y volaré por todo el bosqe para buscarlas. "Si quieres te llevó yo en mis hombros, le dijo el dragón blanco que había venido corriendo  a ver a su amiga". Vale, vámonos.

Los dos juntos recorrieron todo el pais de los cuentos sin encontrar las casas de los cerditos, pero a lo lejos vieron humo de colores, así que se acercaron sigilosamente. Allí estaban Brujilda, Brujaranda y Brujorosa, las tres hermanas traviesas que habían hecho un hechizo especial para gastar una broma a los cerditos y habían convertido sus casa en 3 perlas rosas. "Vaya, vaya, así que habeis sido vosotras", les dijo Leyre. Las tres brujitas, muy sorprendidas, no sabían que hacer. "Sólo era una broma, se las vamos a devover antes de la noche". Venga, coged vuestras escobas y vamos todas a buscar a los cerditos. ¡´Qué contentos se pusieron los cerditos cuando recuperaron sus casas¡. Gracias por tu ayuda Leyre, vamos a hacer una fiesta para celebrarlo. En la fiesta lo pasaron fenomenal, bailaron las princesas, los dragones, las hadas y las brujas, y al terminar despidieron a su amiga muy contentos. Leyre salió del libro y volvió a su habitación, ya era muy tarde y mama le buscaba para darle de cenar. Cerró con cuidado el libro de la historia interminable y éste desapareció inmediatamente y ella sonrío pensando que pronto volvería a buscarla.