No se ni como empezar esto mi bella andaluza de cabellera dorada.
Recuerdas hace no tanto tiempo nos conocimos en esas playas donde se juntan los mares.
Tú caminabas descalza hasta aquel acantilado donde llorabas a Mario.
Yo te miraba... siempre estaba ahí.
Empecé a caminar esas playas solo para encontrarte. Sabía desde donde contemplabas la furia del océano y comencé a dejarte mis notas.
Tú comenzaste a leerlas y casi se te hizo costumbre ir por ellas.
Si no la encontrabas te regresabas triste a tu casa. Pero yo estaba siempre ahí. Observándote, cuidándote...
¡Sorpresa para mí! Un día fui a dejarte una nota y encontré otra tuya.
Así seguían tus paseos al mar. Ya no triste, ya no añorando a Mario. Empezaste a ir por mí. Para encontrar mis cartas y yo las tuyas.
Nació algo entre nosotros que, perplejos, no sabíamos como definir.
Desde la distancia no veíamos nuestros rostros. Tú distes el primer paso y un día me dejaste una foto tuya.
Nota tras nota y carta tras carta nos fuimos conociendo... empecé a amarte.
Pero un día cometí un error. En mi carta de ese día y otros te conté mi secreto. Ese que los reglamentos me prohíben decirlo aún a mis familiares.
Te conté que soy un guerrero. Voy solo. Con mis armas y las oraciones de los familiares de las personas que me asignan rescatar.
Sabes que no puedo contar más.
Los mil ojos de los servicios de inteligencia averiguaron mi falta.
Ellos no lo van a dejar pasar. No pueden.
Hoy me comunicaron que dentro de tres meses deberé presentarme a una audiencia preliminar. Si encuentran que hay sustento para los cargos iré a juicio. Me juzgará un tribunal militar.
Los castigos previstos para la violación de reglamentos militares van desde una amonestación sin registro en la Foja de Servicio, amonestación con registro en la Foja de Servicio (una mácula de por vida), arresto por tiempo a determinar, Degradación ( de Capitán a Teniente en mi caso), baja con deshonra, fusilamiento.
En estos momentos tengo suspendidas todas mis misiones y prohibición de salir del país.
Mi andaluza hermosa puedo soportar cualquier castigo que quieran imponerme excepto la “Baja con Deshonra” no me lo merezco después de haber combatido tantas veces por aquellos desesperanzados, después de haber sufrido el dolor, después de pasar días en terapia intensiva. No es justo y no lo admitiré.
Existe un artículo por el cual puedo salvar mi honor... puedo pedir mi pistola con una sola bala.
Por último si deciden que merezco morir será al amanecer del día que determinen. Habrá una formación de doce tiradores. Seis de ellos con balas de salva y otros seis con balas de guerra (se hace así para evitar cargos de conciencia. Nadie sabrá quién me mató) un tambor, un Sargento (que imparte las órdenes) y un oficial.
El procedimiento es algo así... me darán una venda para cubrir mis ojos (no la usaré). Me preguntarán mi último deseo (diré que quisiera besarte, abrazarte y decirte todo el amor que tenía para ti) no me lo concederán. Pediré un cigarrillo al que daré una sola bocanada. Comenzará el redoble del tambor. Se impartirán las órdenes “¡Carguen ¡... ¡Apunten! (todos deben apuntar al corazón)... ¡Fuego! Y todo habrá terminado. El oficial se acercará con su pistola amartillada y me dará el Tiro de Gracia.
Nadie podrá llevarme flores jamás... me sepultarán sin nombre en la fosa del soldado desconocido.
Así que en estos tres meses que me quedan aprovecharé para leer lo que escribas aunque ya no lo escribas para mí sino para él (tú sabes quien).
Y cuando llegue ese amanecer de mi último día y esté junto a Dios miraré hacia aquella playa como una gaviota errante y tal vez te vea entre sus brazos. Te bendeciré mil veces. Luego volveré donde Dios a pedirle que aniquile mi alma y así moriré por ti dos veces...
El Gringo
MORIRÉ POR TÍ DOS VECES (EL GRINGO) Excelente relato,señor...Este guerrero se adelanta,suponiendo el peor castigo,aunque transformado en la más bella entrega...Igual,la vida no es cuestión de tiempo,sino de intensidad... Pau 2