Nota: De ante mano, les pido unas disculpas por el lenguaje utilizado en esta trama.

Mi nombre es Alex Maneiro, soy un tipo calmado y de buena reputación, no por ser puto sino por ser buena gente. Sin embargo a veces me levanto de la cama de mal humor y me desquito con los imbéciles que se me atraviesan.
Un día, que me levanté caliente, sin ganas de ir a la Universidad (Unexpo), casi mato a mi madre por obligarme a ir para allá
Cuando me disponía a tomar el bus, el maldito chofer pisó un charco de agua y casi me baña, entonces mientras me montaba en ella, le grité irritado:
_ ¡ Pásame el jabón cabrón!.
Pero él me respondió:
_ ¡No te metas en problemas, nena!.
Y yo:
_¡Cállate la boca, loca!.
Entonces ambos nos calentamos y nos entramos a manos.
Nos dimos varios golpes y el chofer al ver que yo peleaba bien, quiso de pronto calmarme y hacer las paces. La verdad es que hasta el día de hoy me pregunto si quiso ser mi amigo por temor a que lo destroce con mis puños o porque realmente le caí bien. Lo cierto es que me llevó hasta la Churuata y no tuve que pagarle la carrera. Me despedí de aquel hombre y crucé la avenida. Caminé la cuadra de ese Centro Comercial, hasta la parada donde pasan los otros buses que llevan un cartel que dice “Unexpo”. Esperé allí veinte minutos. Pero los malditos no venían. Les nombre la madre a esos desgraciados transportistas y me fui a pié a la Universidad.
Cuando llegué, me di cuenta que me había olvidado el lápiz y me arreché,(enojé), así que encendí un cigarro y me puse los audífonos para escuchar música y de esa manera poder tranquilizarme.
Llegué al básico, pues iba a ver matemática I por cuarta vez, y quizás por eso las ganas de no querer ver clases hoy, pues estaban dando un tema que me lo sabía de memoria. Después de terminarme el cigarro sentado en la escalera, me ubiqué en uno de los últimos pupitres,(silla, para estar tranquilo y escuchar mi música sin que nadie me jodiera. Pero algo extraño me pasó, sentí una perturbación. Veía a la profesora que nos hablaba y se esmeraba para que entendiéramos. La observaba y veía detenidamente el modo en que movía sus labios, como los apretaba al pronunciar las palabras y también observaba su lengua que de vez en cuando acariciaba sus labios humedeciéndolos. Sus gestos delicados y su voz sensual me hicieron pensar en ese momento que estaba recibiendo clases de una prostituta y me calenté. ¿Qué hace una puta en un lugar como éste? ¿Qué se puede aprender de alguien que seguramente se ganó su título a costa de sobornos sexuales?. Así que me calenté aun más y parándome le grité:
_¡ Maldita perra! ¿Por qué no te me acercas para que te toque ese culo?. Porque seguramente esa debe ser la forma de pasarte la materia. ¿Verdad?.
Ella quedó paralizada y sin habla. Pues ella me tenía buen estima y jamás pensó que le pudiera salir con eso. Yo comencé a acercármele, yendo hacia delante donde ésta se encontraba, pero unos jala bolas se pararon queriendo hacerme frente. Tomé un pupitre y se los arrojé encima. Enseguida de eso, empecé a zumbar golpes para todos lados como un loco. Uno de esos golpes derribó a uno de esos dos imbéciles y los otros los pegué al aire, pero creo que finalmente le lancé un patadón al otro en medio de las bolas que lo mató.
Ya cerca de la profesora, ésta pegó un grito y yo que me encontraba fuera de mis cabales le halé de las mechas diciéndole:
_¡Así que esos dos son tus amantes! ¿Con cuánto le irás a pasar la materia? ¡Ah, ya sé! ¡Seguramente la nota depende, de cuán bien lo hagan en la cama! ¿O me equivoco?.
Luego de decir todo esto, abandoné el salón, pero no sin antes pellizcarle las nalgas.
Allí mismo de dejar el salón de clases, abandoné también el edificio del básico y me fui para eléctrica. En los alrededores de éste edificio, vi a unos muchachos escondidos jugando truco, que apostaban y bebían ron. Les dije que quería jugar y me dejaron. Ellos eran cuatro: Fernando, Michael, Reynaldo y Nobel. Allí pasé toda la tarde, hasta que me cansé de ganarle a esos maricos y me regresé a casa.

fin.

PD: Me disculpan las groserías... es que traté de darle un rasgo un tanto vulgar al personaje.