“Porque estás tan dentro de mí que ya formas parte de mi vida”.

¡¡¡ Despierte hermano, aterrice!!!
Eso fue lo que dijeron mis amigos mientras pasaban su mano frente a mi cara y tocaban mi hombro. Yo giré mi cabeza rápidamente y pregunté...¿ Qué pasa...? sin darme cuenta que hasta ese momento había vuelto de un lugar en el que había permanecido unos 20 segundos.
- Cómo que, qué pasa... usted estaba hablando con nosotros y de pronto se quedó elevado, sin escuchar lo que le decíamos; que traga tan dura, donde estaba...?
Yo sonreí porque todo aquello era cierto, pero no podía decirles donde había ido a volar esos segundos porque sencillamente no lo sabía.
- Lo único que puedo decirles es que llevo todo el día pensando en ella y no la puedo sacar de mi cabeza; mientras hablaba con ustedes también pensaba en ella, y lo que acabó de pasar, ya me ha sucedido otras veces. Llega un momento en el que sin darme cuenta y sin poderlo evitar, mi pensamiento se eleva y viaja a través del tiempo para buscarla; entonces mi mirada se fija en un punto equidistante entre lo divino y lo pagano, la creación y la nada; un punto que está aquí, allá y en ninguna parte... sólo en mi cabeza; un punto al que únicamente se llega con la imaginación que produce el estar enamorado; el mismo punto al que yo llegaré una y otra vez para decirle a esa mujer muchas cosas; la más importante de ellas... ¡TE AMO!