PROHÍBIDO HABLAR INGLÉS.
Llegó al país a finales de Octubre. El Instituto de Meteorología no pudo interceptarlo. ¡Claro!. ¿Cómo detener a un ciclón Mitsubishi último modelo que viaja a tres mil kilómetros por segundo?.
Hace lo que le enseñó Tío Huracán. Destruye casas y cultivos, compra café, tabaco y ron para después revenderlos en el extranjero, visita centros turísticos, besa con pasión a las brisas santiagueras o a los vientos pinareños (Nadie es perfecto, ¿verdad?) y secuestra algunos cocodrilos para surtir su Tienda Exclusiva de carteras y zapatos.
Después de bañarse en una de las playas más lindas y caras del mundo: Varadero, retorna al hogar agridulce hogar.
Un inspector Anticiclónico lo detiene en la carretera.
---Documentos por favor.
---What?---responde el interrogado.
---Son seis mil dólares por exceso de velocidad y entrada ilegal al país.
Él los paga sin protestar y adiós a la mayor de las Antillas.
Han pasado tres años y no ha regresado. Quizás esté ocupado diciéndole al resto de los ciclones: Cuando vayan a Cuba no hablen inglés o les van a cobrar en dólares.