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Ya voy casi camino a Bali

En camino a Bali

Dárinka miraba sin ver las calles por las cuales transitaba, iba manejando como una autómata. Se volvían a escuchar las palabras de Javier: “tú eres muy inteligente y habrás de comprenderme, ya no te quiero”... parecían resonar y hasta con eco en su cerebro y no querer darse cuenta puede ser lo peor, -- pensaba—

Se puso una luz roja y al tener que frenar su auto, se dio cuenta que estaba a dos cuadras de dónde tenía que pasar a recoger sus archivos con los cuales procedería a terminar con el engorroso asunto del litigio que había empezado unos meses atrás y que al parecer estaba suspendido quizá por las fechas. Pero segura de obtener al menos las copias de los originales, cuando la luz verde se encendió, viró hacia los tribunales.

Ahí en el juzgado sexto de distrito le saludaron como si la conocieran muy bien y en cuanto Rebeca, la secretaria del juez la vio, la saludo igual de cálida

--- Rebeca, ¿cómo está usted? Buenos días – dijo Dárinka en tono amable

--- Licenciada, esperaba su visita. Me encuentro bien, gracias ya le tengo preparadas las copias que me dijo usted que necesita.

No esperaba tanta gentileza a decir verdad se le había hecho un gran detalle el que Rebeca tomara de su tiempo para tenerle las copias listas con sólo habérselo mencionado en días anteriores.

--- ¡No sabe cuánto le agradezco se haya tomado la molestia, Rebeca—decía Dárinka

---No ha sido nada licenciada, como está un poco flojo el trabajo, tuve el tiempo y con gusto se las he hecho y ahora mismo se las traen para que usted pueda disponer de más tiempo.
--- Señorita licenciada, le estoy hablando—dijo Rebeca--- Licenciada...

Dárinka no podía concentrarse bien. Pensaba en que las cosas iban formando un camino para que ella siguiera los pasos a lo que de seguro habría de hablar con el de la agencia de viajes... Ahora tendría más tiempo y sin duda alguna podría irse de viaje.

Rebeca, disculpe, ¿sabe usted si estarán activados los expedientes del caso este mes?

--- Rebeca se dio cuenta que algo le pasaba a Dárinka... pero como buena mujer no le preguntó nada... se limitó a decirle que hasta donde ella sabia no estarían activos en meses a menos que alguna de las partes las activaran... como usted sabe--- le dijo

--- Si, mire Rebeca... en los próximos días estará viniendo mi asistente a revisar las publicaciones por si hubiera algún cambio. Voy a dejar de venir yo en persona, pero puede estar segura de que Noel es de mi plena confianza. Se lo mandaré con mi tarjeta y sus cartas credenciales.

--- Gracias de todo corazón, Rebeca. La veo luego... y salió de regreso a la casa ya con las copias bajo el brazo. ¡Vaya que si le había ahorrado trabajo! Pesaban demasiado, debían ser muchas más de las necesarias. Se las tendría que encargar a Noel para que las revisara bien y se formara un criterio sobre el caso... ¿cómo decirle que se iba casi un mes? Se lo tendría que decir a él y le pediría que a nadie más se lo dijera.

Abrió la puerta del auto ya estacionado en el garage de su casa, bajó llevando los papeles y se olvidó de quitar las llaves de la ignición. El chofer viendo esto le preguntó:

--- Señorita, ¿desea que le ayude con sus papeles? Se ven pesados. Y mire, aquí están las llaves de su auto, se le quedaron seguro al bajar los papeles y trató de tomárselos pero ella le dijo que no, le agradeció amable como ella era y siguió adelante.

Lía que había escuchado el ruido del motor de Dárinka se acercó inmediatamente a abrir la puerta... la conocía muy bien... ya eran muchos años al servicio de la casa y siempre había habido un buen trato, una buena relación con ella... le tenía un afecto especial. La acompañó hasta el estudio por si se le ofrecía algo.

---¿Llegó mi mamá? ¿Está en casa?

Si, señorita, su madre no ha salido en toda la mañana. Estuvo preparando todo para su jugada de los jueves, parece que toca que sea aquí y ya la conoce. Le gusta que todo esté impecable y ha estado revisando la cristalería, los cubiertos y parece que usará la vajilla azul cobalto... no se decide aún y además la vi haciendo anotaciones sobre lo que se dará a sus amistades como aperitivos, bocadillos, la comida completa por si ...

--- Lía... Lía... Gracias mujer, sólo te preguntaba si está mi madre en casa, eres formidable, estás en todo. Por cierto ¿no ha llamado nadie por teléfono?

--- Sí, --- dijo--- llamó hace más de una hora el joven Javier, y llamó un señor que dice que usted le dio cita para esta tarde, creo que dijo ser de la agencia de viajes y dejó dicho, que estaría aquí como habían quedado.

--- Así es, Lía, no debe tardar. Sintió que el corazón le daba un vuelco en el pecho. Ya no era el mismo viaje, bueno, el sentir que se iba por gusto a hacerlo... ahora se iba para no saber nada de lo de Javier... “inteligente y comprensiva”... qué palabras tan elegantes había escogido. Si no lo comprendía, seguro pensaría que no era tan inteligente cómo él la pensaba... ¡Cara dura!, Eso es lo que se necesita para decirle algo así a alguien cuyo corazón conoces... Esto pensaba cuando a lo lejos alcanzó a escuchar que alguien tocaba el timbre, segura que en un momento más, sonaría el del interfono.

--- Soy el agente representante de viajes, aquí tiene mi tarjeta, ¿puede avisar, si es tan amable, a la señorita Dárinka, que ya he llegado?

--- ¡Claro!, ahora mismo le aviso que usted ya está aquí. Ella lo estaba esperando. Pase y tome asiento aquí en el hall, ahora baja... permiso. --- decía al tiempo que se dirigía a la cocina y tomaba el auricular del interfono para avisarle a la señorita de la llegada del agente de viajes que la esperaba ya.

Dárinka se miró al espejo, lucía impecable, portaba aún el traje que tanto le gustaba a Javier y su cabello estaba en perfecto orden. Tomó la llamada y se comunicó a la habitación de su madre por el mismo medio.

--- Madre, hola, ¿cómo estás?—silencio-- ¡qué bien!, Te quiero pedir si es posible, que bajes a escuchar conmigo todo lo referente al viaje. Ya está aquí el agente. Sí.. entonces te espero abajo... ciao...

---Buenas tardes, señor Pereira, qué gusto verle por esta su casa, pase por acá, por favor.

Lo guió hasta una mesa circular que servía de adorno en medio de las salas principales, escuchó, mientras tomaban asiento ellos dos, las pisadas que acusaban bajar a su madre la escalera. El señor Pereira se levantó atento, saludó muy correcto y le ofreció asiento retirando una silla.

El señor Pereira estaba hablando con gran entusiasmo de lo que se vería en este viaje, los lugares a visitar, la prisa por sacar las visas, al menos la de Estados Unidos y la de Japón y recalcaba que era el último viaje de estos porque después se avecinaría el frío.

Dárinka ya no necesita que nadie la convenciera. Ahora, además de desear conocer esos lugares exóticos, tenía una razón más para desear alejarse por un tiempo de México, no le diría nada a su madre... si podía, no le diría a nadie. Al menos no por ahora.

---Mamá, ¿no te parece un sueño? ¿Es casi el mismo viaje que ustedes hicieron el año pasado. Tendré que apurarme como dice el señor Pereira y salir con el grupo que sale el día 9 de septiembre. ¡Qué emoción! Conoceré Japón, Hong Kong y nada menos que la maravillosa isla d Bali.

---Señora, le aseguro que en todos los lugares estará un guía de nuestra confianza y que no debe preocuparse por nada pues todos los lugares han sido elegidos de tal manera que podemos asegurar la tranquilidad de nuestros clientes. Le extendió un papel con los nombres de los hoteles y un itinerario... Ahí se podrá comunicar con la viajera—mirando a Dárinka dijo—le aseguro que tendrá un bello viaje señorita, inolvidable.

---Me voy feliz madre, los extrañaré mucho, pero voy a estar muy bien como dice el señor Pereira y me comunicaré con ustedes a cada momento. Ya se lo comuniqué a Javier y lo del juicio, está en archivo... traje papeles suficientes y se lo dejo encargado al licenciado Noel; espero que no se mueva en este mes, pero ya te digo, me comunicaré con ustedes con tanta frecuencia, que no notarás que no estoy en casa...

Gracias por todo, Sr. Pereira. Se me olvidaba preguntarle, ¿necesito ir personalmente a sacar las visas?

--- Mire, Señorita, creo poderlas sacar yo mismo a través de la agencia y sabiendo que sale con el grupo, los manejaremos todos juntos, y este que me llevo de usted, todavía tiene vigencia por años. El día 9 de septiembre estará usted de camino a Bali

Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas... una mezcla de sentimientos la embargaba, abrazó a su madre y le volvió a agradecer todo su apoyo. Sollozando sólo atinó a decir:

--Voy camino a Bali, madre.. ya lo sabía.. lloro de emoción, no te preocupes. A ustedes les gustó tanto, ¿verdad?.. Ahora soy yo quien va camino a Bali...

Volvió a besar y a abrazar a su madre... hubiera querido decirle.. poder contarle. Pero, ¿para qué ahora?... Ahora a arreglar lo más pronto posible lo necesario para el viaje.


Lara Elra Cira
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
  • Media: 5.66
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