En aquél precipicio estaban Antonio y José sentados. Los dos con un cigarrillo, mientras contemplaban el precioso paisaje, estropeado por la guerra civíl. Los dos tenían un fusil en la mano. Y llevaban largo rato con una conversación:
- Que triste se ve España desde que todo esto empezó.-dijo Antonio.
- Aunque se vea triste, España es alegre por dentro.-le contestó José.
- Espero volver pronto junto a mi familia, en mi casa... en mi pueblo.
- Yo también, no puedo quitarme de la cabeza el echo de poder morir en cualquier momento. Quiero que todo esto acabé.-le contestó José.
- ¿Vendrás a mi tierra a visitarme no?.- le dijo Antonio.
- Si, Cataluña debe ser bonita. Si salimos de esta espero volver a verte, amigo mío.-le contestó José.
El cielo empezó a nublarse, y empezó a oscurecer.
- Espero no tener que enfrentarme contra ti.- dijo Antonio.
- No te preocupes, yo esta noche no entro en combate...
- Vámonos, ya se hace tarde y no quiero que nso descubran.-le contestó Antonio.
- Si, tienes razón.- dijo José al tiempo que se levantaba junto a Antonio mientras empeñaban sus escopetas.
- Has apuntado bien mis datos José?
- Sí. Hasta la vista, amigo mío.
- Ves amb Déu.
Los dos soldados se estrecharon las manos, mientras se giraban con sus rifles, y cada uno se iba por su lado correspondiente, junto al bando que luchaban...