Tiene su alma jirones, son marcas de nacimiento.

Todo comenzó en sus orígenes, el Amor nació gusano acurrucado en su crisálida; desconocía el exterior, que más necesitaba? Para qué cambiar su cuna si otra no le interesaba! Mi mano la mecía, agitando sus entrañas y de tanto en tanto un beso acompañaba a mi nana. Vivía tranquilo y dichoso, la seguridad de su hogar le bastaba.

Pero el Amor maduró con el tiempo. Ya su cuerpo de anillos no le pedía arrastrarse tras su amada. Así que un día, de mañana, al abrir los ojos se sintió atrapado, quiso el Amor desperezarse y al hacerlo se descubrió alas. Fue entonces, cuando deseoso de abrirlas y salir de su prisión de seda, abandonó ésta, su casa, para recorrer todo el mundo que quedaba. Y se hizo la luz, y con ella sensaciones nuevas.
Que excitante panorámica! Supo que su vida era corta y no quiso malgastarla.

Ese día el Amor voló, se fue, se marchó de mi lado. Abrió sus hermosas alas de colores y de flor en flor danzaba.

Todas fueron su sustento, de todas se alimentaba y en ninguna halló un hueco al que llamarle morada.

- ¿Dónde estarás Amor?-; a menudo me preguntaba.

Y un buen día apareció. Con alguna que otra cana y apoyado en su bastón.
Ahora se hacía llamar Cariño y vino a morir a casa, y yo...
... en fin...
... un momento...;

- Cariñooooo, abre la puertaaaa!!!-

... le recibí encantada. Así fue como aprendí que no se debe de cortar las alas al Amor. Por regla general, de una bella ninfa emerge una hermosa mariposa.

Tiene su esencia jirones, son marcas de nacimiento.