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Categoría: Hechos Reales

A mi niña-mujer

A Aylén, en sus quince...

Iba caminando delante de mí, tomada de la mano de su mamá, con una mediecita caída y la otra no y el pelito de seda, dócil y apenas una lluvia enrulada por el aire. Cada tanto levantaba la carita para preguntar algo y la mamá le sonreía.
Iban tranquilas. Sin apuro.
Eran todas las mamás y todas las nenas, un resumen hermoso en la tarde serena.

Eran, también, vos, Aylén, y yo hace unos años cuando yo no tenía todas las respuestas, pero las inventaba. Lo que tenía era la risa. Lo que tenía era el futuro iluminado .
Me amabas sin condiciones para amarme.
Aceptabas todo de mí: mi forma de vestirme, de peinarme, de resolver problemas, de vivir.
Apretabas mi mano fuerte, fuerte, y frotabas tus mejillas redondas en mis mejillas.
Acurrucabas tu cuerpo contra mi cuerpo, tibiecita y eras la rama florecida de mi árbol. Una prolongación de mí.
No buscabas una doble lectura en mis palabras.
No exigías. No mirabas de reojo.
Yo elegía tus zapatitos kicker.
Y todo estaba bien.
Ahora... vos, mujer, en tus quince años....
Ya no soy la que elige tus zapatos, y vos corregís mis elecciones.
He dejado de ser inteligente.
Escondo lo que siento de verdad porque temo tu juicio.
Y a mí me da pereza explicarte que a tu edad yo tenía menos libertad.
Has crecido. Sos más grande que yo. Más impulsiva.
Sos menos frágil.
Tenés más posibilidades y más tiempo para seleccionar lo mejor de la vida, mientras yo me golpeaba, me equivocaba, me quedaba sin aliento armando el difícil rompecabezas del presente sin vuelo, del futuro sin problemas.
Sos más bella que yo, pero más egocéntrica. Si te ocuparas realmente de darle forma a lo que sentís, podrías ayudar a mejorar el mundo en que vivimos.
Sin duda, sufrirás menos que yo.
Con algún granito de arena habré contribuido para que seas más fuerte y decidida, menos temerosa de lo que yo soy.
Sos así, ni demasiado poderosa, ni invencible, con bosquecitos dentro de los ojos, y todo un cielo estrellado en el torrente de tu sangre.
Te quiero mucho, me gustaría que estuvieras más cerca. No temas, no estoy desahuciada, no contagio las penas, las tengo dentro de mí, tan escondidas que para hallarlas tendrías que escarbar demasiado. No hablaremos de heridas ni agonías ni hablaremos de nieblas o tormentas... no, ¿sabes qué haremos?... terminaremos una charla, porque entre amigas no se terminan nunca, son siempre una continuación de la anterior, que fue una continuación de la anterior... y así, siempre, siempre, hayan pasado días, meses, años.
Vas a estrenar tus quince años. Cuadernito nuevo. Cuadernito de hojas inmaculadas, todavía en blanco. Estrenalo con alegría , pero con mesura, no te apures para vivir que la vida te regala tanto tiempo!!!!!!!! Amá a quienes siempre están con vos, tu familia, ellos nunca te defraudarán. A tu alrededor hay un mundo con todo lo que conocés, con todo lo que amás. Mas allá, un mundo grande, bello y peligroso, donde te espera todo lo que te hará mujer: el amor, el hombre, la decepción, la angustia, el llanto, la felicidad.
Para entrar a ese mundo no uses cábalas, no cierres los ojos, pero tampoco los abras con la intención de ver todo lo malo, lo negativo, lo gris.
No cierres tu corazón con siete llaves... pero tampoco lo dejes sin ninguna cerradura. No te guardes todo, pero no lo des todo. No pienses que los caminos son fáciles y te lancés a andar con los pies desnudos, las manos abiertas y los ojos lavados con el agua de los arroyos limpios.
Tenés que llevar algo para el viaje, para cualquier viaje que emprendas; un equipaje sencillo y necesario que te ayude y te proteja: la pequeña armadura de tu voluntad para recuperarte de las caídas, así ninguno de los golpes que recibas llegará a romper tu fe; la ternura, porque con la ternura se curan los pajaritos enfermos, se hace reír a los niños y se llena de alegría el corazón de los que queremos.
Y llevá amor, mucho amor, para los que te amen y para los que te odien. Porque alguien te va a odiar, no sé quien y no sé por qué... alguien te va a odiar sin motivos para odiarte, y el que odia, Aylén, no es malo... solamente está enfermo.
No hallarás mejor amiga que quien ha pasado noches en vela cuando estabas enferma y rezó por ti cuando ya había olvidado las palabras de las plegarias, y lloró de emoción la primera vez que la llamaste "mamá". Y, al fin, no quiero engañarte, decirte que te dejo en un mundo de rosas, ruiseñores y todas cosas bellas... Pero vos podés hacer que tu corazón las invente y cuando lo lastime una espina, sepa que detrás de la espina está el maravilloso milagro de una flor.
Felices quince
Te amo
Mamá
Datos del Cuento
  • Autor: Najwa
  • Código: 16241
  • Fecha: 19-03-2006
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.26
  • Votos: 65
  • Envios: 3
  • Lecturas: 5311
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
jane
invitado-jane 29-05-2006 00:00:00

HOLA QUIERO FELICITARTE POR LO QUE LE AS ESCRITO ATU NENA ES MUY HERMOSO Y ME A LLEGADO AL CRAZON YO TAMBIEN SOY MADRE PERO AUN MI NENA NO LLEGA AESA EDAD NOS FALTA MUCHO PERO SABES ME ENCANTO Y FELICIDADES.

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