Los libros vivían pared con pared de la habitación de los juguetes y todos ellos además de nuchas otras cosas vivían en unos grandes almacenes hasta que iban a comprarlos.

Todas las noches cuando se apagaban los grandes focos de la tienda y solo quedaban encedidas las luces de emergencia los libros se bajaban de las estanterías y dando saltitos sobre sus lomos iban hasta donde estaban los juguetes.

-Hoy han comprado a mi amigo el león y estoy muy triste- dijo la jirafa de peluche dejando caer una lágrima de algodón que rodó por su largo cuello hasta el suelo.
-No llores- dijo EL LIBRO DE LA SELVA- Mira cuantos animales hay en mís páginas ellos te harán compañia.
La jirafa pasaba lentamente las hojas del libro y viendo tantos animales en sus láminas se fue consolando.

El libro de LAS AVENTURAS DE GULLIVER EN EL PAIS DE LOS LILIPUTIENSES se acercó a los enanitos de Blancanieves que tenían los gorros torcidos y las manos sucias de tanto trabajar en la mina.

-Este trabajo es muy duro y nosotros somos muy pequeños- dijo Gruñón que siempre estaba enfadado.

-Muy pequeños- dijo el libro de Gulliver-pues mirad, estos seres si que son pequeños y trabajan mucho más que vosotros-.
Los enanitos se pasaban el libro de uno a otro y Mudito dando saltos y haciendo gestos con sus manos decía que, aunque él tuviera que subirse a los hombros de Dormilón para bailar con Blancanieves era más grande que aquellos seres.

Así cada noche los libros le hacían compañía a los juguetes y les contaban historias para que no se aburrieran. Algunas veces amiguitos es más divertido un cuento que un juguete ...Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO