Llegó como cada año arrastrando su largo manto de hojas amarillas, verdosas, rojizas.Su cabeza nimbada de nubes, su túnica irisada se movía con la suave brisa que la seguía enredando sus cabellos de color cobrizo.
Aquel año esperaban su llegada con ansiedad, sabían que su amiga la Dama de la Lluvia la acompañaría como siempre y muchos la necesitaban más que nunca.
Lo primero que hizo fue visitar el bosque, A su paso las setas brotaron alrededor de las encinas y los pinos que ya empezaban a dar sus frutos. Los madroños intensamente rojos parecían gotas de sangre entre el verde de las hojas. El bosque despertaba cada mañana inundado por una bruma de ilusiones que había dormido sobre un campo de helechos.
Después fue al gran lago donde flotaban las lágrimas de todos los seres tristes. De sus profundidades surgieron deseos de esperanzas que cambiaron el color de sus aguas por un verde intenso.
Ella, la Dama Dorada un año más llegó con sus regalos.
Ella la Dama Dorada estaría tres meses prodigando sus dones.
Precioso relato, Lébana. Necesitamos mucho a la dama dorada después de este verano tan terrible de incendios y de este año tan tremendamente seco. Yo llevo ya mucho tiempo esperando su llegada. Un abrazo. La dama dorada, Lébana