Aquella mañana temprano,Raquel echaría un último vistazo a aquella casa,que encerraba en su interior sentimientos,emociones,afectos y el dolor de la despedida...de aquellos que la habitaron junto a ella.
En una vieja maleta empacó algunos recuerdos,los suficientes para mantener viva la memoria de sus orígenes y los mejores momentos,ya irrepetibles.
Junto a su viejo Gran Danés,último bastión familiar,subió a su camioneta.
Encendió el motor y aceleró a fondo,como no dándose tiempo de voltear su cabeza,para mirar por última vez la mitad de su vida;pues sabía que todo aquello la ataría y no podría continuar.
Fué muy duro el hacerlo,pero más difícil fué conducir por aquella estrecha calle,con sus ojos empañados y su naríz húmeda,intentando no quebrarse.
Su salida a la autopista principal,la liberó poco a poco de aquel ahogo insoportable.
Walter,su fiel e inseparable amigo,se echó en el asiento trasero sin comprender aquel viaje;pero con la tranquilidad de no ser abandonado.
Fueron muchos los kilómetros recorridos,días y noches enteras,hasta que al fín avistó una pequeña y cálida cabaña.
Era la suya...la que había adquirido un mes atrás.
Aquel paisaje,como extraído de un cuento de gnomos,le brindaría el oxígeno suficiente,para seguir respirando.
Un gran ventanal,situaba a "la sala de estar" en un lugar preferencial;pues desde allí se podía contemplar dos grandes montañas,apostadas al final del sendero.
Posiblemente,aquellos colosos,fueran los vigías de ese sitio encantado.
Raquel,había encontrado su refugio...
En ese entorno natural se sentía respetada y comprendida,no era juzgada ni condenada al exílio, podía ser un individuo.
Un bloc con hojas en blanco,se iba llenando diariamente de palabras sueltas y garabatos;era su brújula en aquel viaje interior que había emprendido,en busca del camino a seguir.
Una tarde,sentada frente a aquella ventana y deleitando sus sentidos con la exquisíta música de "Vangelis";Raquel observó a lo lejos...al pié de aquellas montañas, una figura humana que se acercaba en dirección a la cabaña.
A medida que se acortaban las distancias,reconoció la imágen de un anciano de prominente barba y cabellos entrecanos.
Walter,como esperando un anciado reencuentro,gemía inquieto detrás de la puerta principal. Al abrirla,se lanzó corriendo hacia aquel frágil ser y postrándose a sus pies en actitud de sumisión,lamía sus viejos zapatos mientras éste acariciaba su cabeza.
Muchos pensamientos se cruzaron por la mente de Raquel,entre ellos dudas,desconfianzas y algunos resabios de su vida en ciudad...pero Walter estaba libre de todo eso.
Muy lentamente,trató de imitarlo...y cuando estuvo frente a él,pudo ver su rostro.
Un rostro despojado de toda malicia y rencor,con marcas del tiempo,de heridas,de soledades...
Su mirada era muy clara,con la transparencia suficiente que permitía abrir,las puertas de su corazón.
Ambos se reconocieron en sus miradas...sabían del paralelísmo de sus vidas;un pasado,un futuro y en el espacio intermedio estaban ellos dos,en ese encuentro.
Raquel...solo esbozó una sonrisa,y desde lo profundo de su alma surgió una frase irracional:
-No sé tu nombre,ni de dónde vienes;pero sé quién eres...
Fué entonces que extendiendo su mano,tomó al anciano por el brazo,guiándolo hasta el interior de la cabaña.
Luego,lo sentó en su sillón de descanzo y acomodándose cerca de sus piés,como lo había hecho Walter,recostó la cabeza sobre sus rodillas.
Sus ojos se fueron cerrando lentamente,con la sensación que una fresca brisa invadía su cuerpo,cual bálsamo sanador.
Aquel visitante,también extendió su mano deslizándola suavemente sobre sus cabellos,como arrancando toda esa tristeza que torturaba sus pensamientos.
Mientras lo hacía,con una ténue voz le dijo:
-Te conozco y sé quién eres...tus horas felíces fueron las mías,tus heridas mi dolor,por eso he venido hoy a ti.
-Sólo escucho,el lenguaje de las almas...y no aquel que nos dícen con palabras.
-Las palabras por sí solas carecen de sentido,son aquellas que nos quedan en la razón,mas cuando les abres el portal de tu corazón...es allí donde adquieren el verdadero valor.
-Aquí tienes tu llave...aprende de las montañas.
Mas cuando Raquel se reincorporó,de aquel estado gratificante,se encontró sola junto a Walter recostada en ese sillón.
Un sueño más,pensó;pero algo depositado sobre el almohadón,llamó poderosamente su atención.
Era una pluma...diferente a cualquier otra. Tan suave y tan frágil como la de un...ANGEL.
Nita Moreno Paz.
Pero muy bueno. Me encanta esta autora, que viene de vez en cuanto a regalarnos buenas reflexiones.