Cuenta una antigua leyenda que el rey del Mar del Norte les concede a sus hijas las sirenas la facultad de vivir durante unos días en la tierra cuando cumplen quince años.
Cuando llegó el cumpleaños de Nerea la más pequeña de sus hijas por el momento, el rey le dijo que ya podía visitar la tierra pero que había de tener en cuenta que sólo podía estar fuera del agua durante la pleamar,con la bajamar debía regresar al fondo del mar.
Nerea se acercó hasta la costa cuando empezaba a amanecer y las barcas de los pescadores volvían a puerto con su carga de peces, nadó cerca de ellas y salió a la playa ocultándose entre dos barcas. Desde su refugio observaba el quehacer de los pescadores y en especial a un joven que cantaba una bonita canción con voz potente que los demás coreaban. Cuando la playa quedó sola Nerea volvió al mar, para ser el primer día ya había tenido bastante.
Al día siguiente le pidió a su padre el rey que le cambiara su cola de pez por unas piernas, quería ir hasta el pueblo y ver cómo vivían los hombres.
-Eso es imposible hija mía- le dijo el rey-. Y has de tener mucho cuidado de que no te vean.
Nerea nadó en otra dirección aquella mañana ya que no encontró a los pescadores en la playa y se acercó hasta unos arrecifes sobre los cuales estaba edificada una pequeña iglesia, el sonido de la campana que tañia en esos momentos le parecio una música deliciosa. Al rato se oyeron unas voces que cantaban y sobre todas sobresalía la voz del joven que había oido el día anterior.
Volvió Nerea al fondo del mar y le dijo a su padre el rey que tenía que hablar con aquel joven del se había enamorado, tenía que acercarse a él. Aunque fuera peligroso quería que él la viera.
Era el tercer y último día en que Nerea podía ir a tierra y su padre el rey para ocultar su cola de pez cubrió sus escamas y el resto de su cuerpo de las perlas más finas y nacaradas, de tal forma que parecía un vestido.
De nuevo nadó Nerea entre las barcas y llegó a la playa esperando el momento de poder acercarse al joven. Nerea se puso a cantar para llamar su atención.
El joven se acercó a ella atraido por su voz y su belleza y juntos cantaron la canción más hermosa, la canción del amor.
Pasaron las horas y llegó la bajamar Nerea se despidió del joven diciéndole que esa sería la primera y única vez que podían estar juntos y aunque el trató de retenerla Nerea volvió al fondo del mar.
El pescador la buscaba cada día en la playa, con su voz portentosa la llamaba y le decía cuanto la amaba. Nerea en el fondo del mar lloraba pues hasta allí llegaba el lamento de amor del joven y sus lágrimas se convertían en perlas.
Nerea desobedeciendo a su padre el rey volvió una noche a la playa y allí estaba el joven pescador esperándola. Abrazados se dejaron llevar mar adentro. Cuando hay pleamar se oye la portentosa voz del joven pescador unida al rugir de las olas. Cuando hay bajamar se oye la dulce voz de la sirena . Los dos, abrazados en el fondo del mar cantan por siempre su canción de amor.