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Patentes y Quinielas

Es interesante para los aficionados de la quiniela. Y lo es porque, en la ciudad de Venado Tuerto, afirman que hay una cuadra mágica. Te otorga simplemente todos lo números de tres cifras que saldrán por la noche en la quiniela. En verdad no es la cuadra, sino los autos que están estacionados en ella. El único problema es que nadie sabe qué cuadra es. Hay quienes aseguran que han acertado números en diferentes quinielas la misma noche, y atribuyen la suerte a la cuadra mágica. Números de patentes, dijo el flaco Rugiero.
Al día siguiente muchos fueron los que siguieron al “flaco” hasta la cuadra donde estaban los buenos autos. Sucedió que, algunos copiaron los números de las patentes que encontraron al llegar, pero otros, copiaron los coches que llegaron al rato, y un pequeño resto, combinó los primeros hasta los últimos autos que estacionaron sobre el fin del día. Por cierto, estos últimos no hicieron tiempo a llegar a jugar, ya que el sorteo es a las 21.
Ningún número de esa cuadra salió esa noche. Rugiero juró, ante la crítica de sus confiados vecinos, que era cierto lo que él había contado.
Simplemente supuso frente al grupo de seguidores, que a ese entonces estaban furiosos e indignados, que la cuadra habría de moverse todos los días, y que el horario en que habría de estar atento era aleatorio también. Entonces, sus seguidores y nuevas personas que habían escuchado los comentarios de algunas chismosas jugadoras de quiniela, comenzaron a buscar esos números cuadra por cuadra y como quien dice, a jugársela con mucho dinero, una apuesta sobre patentes de autos que simplemente les habría parecido prometedores. Otros, un poco más inteligentes, formaron grandes grupos, y acordados por franjas horarias a lo largo del día, anotaron las patentes de los automóviles de todas las cuadras del Venado Tuerto, así, compararlas con el sorteo de la noche, y descubrir de esa manera, la cuadra reveladora del secreto de ganar dinero fácil. Pero surgiría el mismo problema anterior: esa cuadra no sería la reveladora al día siguiente. Sólo se podía saber entonces, cuál sería la cuadra mágica una vez realizado el sorteo. No tenía sentido. Pero no terminaron allí. Se convencieron a seguir con la misma metodología para armar así estadísticas, de cuadras más ganadoras y horarios más victoriosos. Doble trabajo para aquellos que les toque contar en avenidas y bulevares con estacionamiento de doble fila.
Y así no faltó quien viaje a un pueblo vecino y descubra, que allí también habían cuadras con autos estacionados con posibilidades de ser los chismosos del premio mayor. Fue así que nació la colaboración de gente habitante de Firmat, Villa Cañás, Carmen, Santa Isabel, Chovet, Teodelina, San Eduardo y María Teresa.
Entonces la leyenda, o la verdad demostrada, es que la revelación no sólo se cambia de cuadra en cuadra y de horarios, sino de ciudad en ciudad. así como un 14 de junio de 1995 estuvo en Alvear al 1100, entre las 14 y 14:02 horas, en Venado Tuerto.
Así es que se fue descubriendo a una persona por cuadra con papel y lápiz, anotando las patentes de los autos, en las ciudades sureñas de la provincia de Santa Fe. Hasta que a los pocos meses se fueron cansando de contar, de anotar, de pasar en limpio y tabular la información para realizar estadísticas que posteriormente publicarían en una revista de tira regional llamada “Cuadras y Patentes”.
Cuando Rugiero se fue percatando de la falta de interés de algunos que sí habían puesto predisposición en un comienzo, recordó que en el día y en el momento de anotar sus patentes ganadores aquella tarde de junio, había pasado caminando una niña rubia de pollera roja por la vereda de enfrente en sentido contrario por el que venía él. y que quizás había sido ella un mensaje del instante de anotar las patentes. No duró más de tres días el interés del nuevo dato otorgado por Rugiero, ya que una niña con pollera roja (los ilusionados razonaron), caminaría varias cuadras por la ciudad, y que sería difícil, acordar sólo una cuadra entre las que habría transitado para poder apostar por la noche. Pero el hermano de Rogelio también recordó, afirmando que aquella tarde de revelación habían estado juntos, que en ese instante todos los autos, eran azules, y de marca Ford. Este comentario levantó más de una sospecha, ya que casualmente el hermano de Rogelio, tenía varias agencias de quiniela en la ciudad y algunas más en las ciudades vecinas. ¿sería toda una estrategia para aumentar el juego de apuestas de quiniela por la noche? Lo cierto es que a partir de ese día, ya nadie anota patentes ni números de casas de ninguna cuadra. Ya nadie juega cinco o seis números de tres cifras a todas las quinielas una misma noche. Nadie mira esos dígitos de los autos mientras camina, sea la calle céntrica Belgrano, sea la cuadra de Los Andes al 200 donde no hay absolutamente nada interesante, ni mucho menos en la cuadra de la calle Jorge Newbery donde se encuentra el club que lleva su nombre.
Venado Tuerto y sus ciudades vecinas han sido engañadas, tituló un diario de Firmat, una mañana de enero de 1996.Sin embargo, hasta el día de hoy yo sigo atento a cuando pase una niña de pollera roja por la vereda de enfrente en sentido contrario, y simultáneamente, todos los autos estacionados de mi cuadra sean Ford de color azul.
Datos del Cuento
  • Autor: Nante
  • Código: 19919
  • Fecha: 14-05-2008
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.78
  • Votos: 144
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4691
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