El director al sufrido empleado:
-El arte de componer anuncios, consiste en la brevedad y carácter punzante de los textos. La eficacia se funda en no distraer al espectador cerca de otros objetos, que puedan preocuparlos... ¿cómo se le ocurre que nuestra magnifica marca, vaya por ahí, salpicando de lodo a los transeuntes?
-Tiene su punto de gracia...?
-Que se recordará como un chiste ¡Y no la marca del coche!
-¡La intención, la gracia y la brevedad, señor director, son los elementos mecanicos del anuncio eficar, pues suele quedar en la conciencia, al punto que esos "slogan" permanecen en la memoria y los aplicamos a otro orden de cosas, como máximas o sentencias. La "gracia" intelectual, nos lleva muchas veces a la compra del objeto.
-¡No es nuestra intención cultivar la memoria de nadie! ¡Método, señor mio, método!
El empleado, desgrana sus persepciones en un rosario de cuentas interminables. Ya en la cama y sin sueño, comenta con su esposa:
-¿Cómo llegar a fórmulas de síntesis, si no se recuerdan los conceptos universales del asunto que ocupa a mi empresa?
Contesta, la esposa, con intencionada picardía.
-Haciendo el amor, en el interior del coche...