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La Tortuguita

Lunita era una niña muy traviesa, que nunca jamás quería ir a dormir. Su mamá, antes de acostarse la bañaba y a Lunita eso no le gustaba.
Además como su papá llegaba muy tarde a casa Lunita, quería esperarlo levantada para jugar; pero a esa hora los niños ya debían estar en la cama explicaba su mamá.
Noche tras noche la mamá de Lunita rezongaba mucho, hasta se le llegaba a fruncir el ceño de tan enojada. Un día, pensó que tal vez contándole un cuento, podría entretener a Lunita mientas la bañaba y preparaba para dormir.

Esa noche, la mamá llamó a Lunita con el baño pronto y le dijo: “ven hijita, ven que te contaré la historia de Tamby una tortuguita que quería volar.”
Con la tina llena de agua tibia, los patitos para que Lunita jugara en el agua, su mamá comenzó a contar la historia de la tortuguita.
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Tamby, era un tortuguita muy pero muy traviesa que siempre estaba jugando con sus amiguitos del bosque. Se pasaba todo el día corriendo en busca de piedras grandes para subir y desde allí intentar un gran salto que le permita volar. Un día su amigo el conejo Tambor, la vio que estaba caída en el suelo panza arriba y no podía darse vuelta.
-¿qué te ha pasado? Preguntó el conejo a la tortuga
-ayúdame! Me he caído de esa piedra. Respondió la tortuga al conejo

Tambor ayudó a Tamby a pararse y la tortuguita con mucha vergüenza le contó que se había subido a la piedra con la esperanza que dando un gran salto pudiera volar.
El conejito se echó a reír y la tortuguita se puso roja de mala…

- No te enojes, dijo el conejo mientras no paraba de reír

Tamby muy molesta con su amigo, se fue a su casa respondiendo en voz alta a las carcajadas de su amigo, que cuando ella fuera más grande le crecerían alas y podría volar.
Tambor dio unos brincos y alcanzó a Tamby,

- Tamby, las que vuelan son las aves, tú eres una tortuga y no puedes volar.
- Sí que puedo, ya lo verás, ya lo verás respondió mas enfurecida la tortuguita.

Esa tarde la tortuguita volvió a su casa muy enojada con su amigo el conejo que se había burlado de Tamby. Durante la noche, la tortuguita pensó como podría hacer para alcanzar su sueño. Al otro día se levantó muy temprano, fue al bosque a buscar hojas, las amarró a sus patitas, se subió a una piedra muy alta y desde allí dio un gran salto, agitando sus patitas con las hojas tan grandes como encontró. Intentó volar. Pero no pudo… y se lastimó al caer.
Al llegar a su casa, su mamá preguntó como se había lastimado, Tamby contó su hazaña y la mamá muy enojada dijo:

- Tamby tú eres una tortuga y las tortugas no vuelan, las que vuelan son las aves
- Sí, que puedo, ya lo verás, ya lo verás -respondió la tortuguita muy enojada con su mamá.
Y así fue que otra vez con su patita lastimada intentaba volar, ya sabía que las hojas grandes no le darían resultado, así que siguió probando con piedras más altas y cada salto era una patita que se volvía a lastimar, pero nada detenía a la tortuguita.
Lo único que quería Tamby era ser grande, ella pensaba que le crecerían alas para volar, ese era su sueño, pero Tamby era una tortuga y las tortugas no vuelan.
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Lunita estaba tan entretenida que no se dio cuenta que hasta el pelo estaba lavando su mamá, y eso sí que era todo un problema, lloraba y pataleaba cada vez que le lavaban el pelo, pero esta vez, ni lo notó.
Se reía mucho con el cuento de Tamby la Tortuguita que quería volar mientras disfrutaba de su baño y su mamá continuaba con la historia.
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Un día la tortuguita cansada de tantos intentos y adolorida por las caídas, decidió intentarlo desde una roca muy alta que había a la orilla del río. Al dar el salto, Tamby comenzó a mover sus patitas para volar, el impulso y la altura de la roca hicieron que la tortuguita volara por el aire, feliz Tamby gritaba de alegría, hasta que finalmente cayó al agua y la corriente la arrastró. Sus patitas tenían mucho dolor y no podía nadar. La corriente del río era muy fuerte tanto que la llevó hasta el otro lado del bosque, donde había una pequeña playita. El agua estaba tan fría, que la tortuguita temblaba y no podía nadar, un cangrejito amigo, la ayudo a llegar a la orilla para que no se ahogara.
Muy lentamente la tortuguita salía del río a buscar sol, llena de frío. Con mucho dolor en sus patitas pero feliz, la tortuguita cansada se quedó dormida en sola en la arena.

Pasaban las horas y Tamby no volvía a casa, mamá tortuga salió a buscarla por el bosque, preguntando a todos si habían visto a su hijita.
Entró la noche al bosque y todos los animalitos buscaban a Tamby, cuando de pronto escucharon a lo lejos una voz muy dulce de una vieja cigarra que cantaba, y en su canto describía donde estaba Tamby, mamá tortuga al escuchar la canción corrió hacia la orilla del río, y allí estaba la tortuguita muy dormida en la arena.
La mamá tomó en sus brazos a la tortuguita feliz de haberla encontrado, la llevó hasta su casita y allí le dio mucho calor y curó sus patitas.
Al otro día Tamby prometió a su mamá que jamás volvería subir rocas porque ya había aprendido a volar.
Su mamá sonriendo le recordó a Tamby que las tortuguitas no vuelan, pero nadan en las profundidades, algo que las aves jamás podrán lograr. Tamby no dio importancia a su mamá y salió corriendo por el bosque en busca de sus amiguitos para contarles que ella era una tortuguita que si podía volar.
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Después de que su mamá termino de peinarla, Lunita seguía haciendo preguntas sobre las travesuras de la tortuguita.
Estando en la cama casi dormida, Lunita le pidió que le volviera a cantar la canción de la cigarra, pues le había gustado mucho.
La mamá al verla tan entusiasmada y con los ojos entreabiertos llamando de a poquito el sueño se sentó junto a ella, acariciaba suavemente su cabello mientras Lunita, cerraba los ojos muy lentamente, oyendo a lo lejos una voz muy dulce cantando:

“La tortuguita,
sale del río
a buscar sol
llena de frío.

La tortuguita
no tiene pena
y se ha dormido
sola en la arena…”

Finalmente, Lunita se quedo dormida en su cama, igual que la tortuguita en la arena.
Desde entonces, Lunita no lloró ni peleó con su mamá por el baño. Ahora los esperaba cada noche para conocer la historia que la mamá le contaría, y si era de tortugas, Lunita cantaba la canción hasta quedarse dormida.

*** La cancíon de la cigarra es un fragmento del tema interpretado por NUMA MORAES "La Tortuguita"
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Carla
invitado-Carla 20-04-2005 00:00:00

Hola, Juanita te felicito, hermoso tu cuento, se lo lei a mos hijos, lo unico que te reprocho es que no tengo esa imagianción y ahora mis hijos quieren que les cuente historias para bañarlos jaja, felicitaciones

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