No creas que no te amé, al contrario, te quise con delirio, como jamás había querido. Sin embargo parece que nada te convencía, nada tocaba tu recóndito corazón.
No dejaste que te quisiera, no permitiste que te halagara, que escribiera para vos, sobre vos, sobre lo nuestro.
¿Sobre qué?, ¿Nosotros?... Si nunca fuimos nada. Creí descaradamente que cuando mi mano tocaba la tuya sentías la misma electricidad recorriendo las venas de todo tu cuerpo, igual que yo. Creí que mi mirada te impactaba a tal punto que no podías mirarme, no lo podías resistir. No, no era así, no me querías.
Lo veo tan claro ahora, ¿Cómo no me di cuenta antes?, ¿Tan enamorada estaba?
Aún no lo sé.
Perdón.
Es la única palabra que se me ocurre pero no basta.
Perdón por haberte atormentado con mis problemas en noches estrelladas, cuando todo lo que pedías era disfrutar del espectáculo del cielo.
Perdón por haber llamado a tu puerta cuando tenía ganas, para saludarte y decirte que te quería. De qué servía si a vos no te pasaba nada, no lo valorabas.
Perdón por haber repetido constantemente que te amaba, que te necesitaba, que no podía vivir sin vos.
Perdón por ampararte en mi pensamiento, pero es lo único que me mantiene viva.
Perdón por haber llorado, pero fue mi única respuesta frente tanto dolor contenido ante tu apocalíptico ADIÓS.
El aire me pesa ahora que no estás aquí a mi lado; abriste un camino entre nosotros y un silencio perduró, un silencio que sólo vos podías quebrar, pero no lo hiciste, no quisiste hacerlo.
Fue sólo un amor pequeñito pero mi tristeza tuvo la culpa. Quería enamorarme nada más, pero me equivoqué, una vez más me equivoqué. Y no te estoy reprochando nada, sólo quería que sepas que te quise, que aún te quiero.
Podríamos haber formado un amor perdurable, nada pasó.
Sólo buscaba un amor que pudiera reconocer el color de mis ojos, la textura de mis manos, el olor de mi cuerpo.
Perdón por haberte presionado, tanto amor repentino te oprimió, te dejó sin respiración. Pero ahora no quiero lo que queda, no, ya no. No puedo seguir lastimándome con alguien que no me pertenece, que no fue hecho para mí. No somos el uno para el otro, y eso se nota. No soy tonta como debés creer, me doy cuenta de lo que sucede, lo veo en tu mirada, la sorpresa te delata.
Sin embargo, no creas que no te amé; al contrario... Te quise con delirio.