Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Hechos Reales

DE ÚLTIMA GENERACIÓN

.
.
David Novoa nació en 1974 con la economía resuelta. Por eso hoy es economista y se ocupa de asuntos bursátiles.
Cursó los primeros estudios en Barcelona y más tarde se especializó en Londres, haciendo también masters relacionados con las telecomunicaciones y la publicidad.
Ahora lo tenemos en Nueva York. El chaval es un fenómeno de su tiempo.
La ciudad de Nueva York, con su colosal poder, sirve de imán a estos talentos y por eso se dan cita en ella todos los Deivids Novoas del mundo.

Vive en un pequeño apartamento-estudio de treinta metros cuadrados sin cocina y con cuyo alquiler, en una ciudad mediana de España podríamos arrendar toda una calle.
Es moderno. El trabajo, el triunfo, ser el número uno, llegar a lo más alto, es el sentido de la vida. Ganar el primer millón de dólares se convierte en una meta mística, en una fe, en un dios vencible al que someter. Pero tras ese logro hay que ir a por el segundo y a por el tercero y así sucesivamente, alimentando la ambición de formar parte del gran círculo virtual de los más ricos del planeta.
David es muy bueno en lo suyo, ya quedó dicho antes, pero Wall Street no admite errores, de modo que la dedicación deberá ser completa.

Trabaja en su apartamento, -El cínico diría que es una simple roulotte subida a la planta veinticuatro de un rascacielos.- y trabaja sin descanso, siempre con la última generación de adelantos informáticos, sin salir casi nunca afuera.
Le traen la poca compra que necesita para llenar la nevera mini bar con algo de leche o fruta. Son muy prácticos los repartidores de las tiendas.
Al mediodía se pide una pizza o una hamburguesa y una ensalada de pasta, con una simple llamada de móvil. No para. Como no fuma, que eso ni es sano ni moderno, tampoco pierde el tiempo disfrutando un buen café expreso y una copita de brandy.
Detrás de la puerta ha colgado una diana electrónica con la que se desahoga y desentumece cuando lleva ya tanto tiempo frente a la pantalla que se le duermen el culo y los ojos.
Dardos inofensivos y automáticos de última generación.
No hay tiempo para cultivar amigos. David sólo chatea un poco algunos días antes de irse a la cama en la que duerme cuatro o cinco horitas. La cena se la pidió de nuevo por el móvil al restaurante chino.
El teléfono es móvil, pero el propietario no, qué paradoja.
No va a pasear al parque, él hace como que anda por la cinta de gimnasio que tiene al fondo junto al ventanal.
También se distrae en alguna ocasión con las realidades virtuales que le hacen creer que esquía, o pilota o surfea.
Ocio de última generación.

Compra su ropa a través de internet. Que a los grandes modistos no les importa entregar sus firmas a domicilio. Son como los pizzeros y los chinos, pero con más caché.
Una vez al mes vienen a cortarle el pelo y a hacerle la manicura. Los martes acude el masajista.
Telefonea y envía mails a la familia en Nochebuena, pero no puede ir a verlos porque aún no es el número uno.
Esa vida anacoreta necesita de vez en cuando que la farmacia le eche un cable. Hay noches en que se duerme mal y hay mañanas en que se despierta mal.
David acabará por salir en las revistas económicas, diseñará negocios e inversiones para su multinacional que le reportarán dinero y fama. Formará parte de todos los carísimos clubs de élite aunque no le sea posible ir a ellos ni dos veces al año.
Tampoco se arriesgará a ligaduras emocionales. Todavía es muy joven, treinta años. Eso ya llegará cuando su bandera ondée en la cima. O tal vez no le haga falta nunca porque los triunfadores de última generación son autosuficientes, no necesitan la vulgaridad del pueblo, se bastan y se sobran, se han hecho a sí mismos. Su cerebro está ocupado veinticuatro horas al día, treinta días al mes y doce meses al año. Y así son y hay muchos siendo eso y muchos más aspirando a serlo.

Por tal motivo quien ésto narra, con su particular dosis de malicia, no puede evitar el pensamiento de que este año los Reyes Magos, a David Novoa le han debido traer, o bien alguna suerte de muñeco neumático, o bien unas manoplas nuevas. Más que nada por aquello de tanta autosuficiencia.
Datos del Cuento
  • Autor: luis jesus
  • Código: 6379
  • Fecha: 11-01-2004
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.58
  • Votos: 45
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4650
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.227.183.180

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033