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Fabricante de muñecas

En la vieja Rusia vivía un fabricante de muñecas, las hacia de madera, las pintaba de colores y les ponía grandes ojos y caras sonrientes.
Un poco gruesas, un poco alegres.
El fabricante acudía cada domingo a la iglesia, luego iba al bosque para buscar madera.
La quería vieja y fuerte de raíces de arboles centenarios, a veces buscaba durante horas sin éxito.
Un día frio de invierno el maestro encontró un trozo de madera estupendo. Pesado, seco y muy viejo, abrazo la madera como si fuera un bebé y la coloco sobre su trineo luego se deslizo por la gruesa nieve hasta su taller, de aquella madera el maestro tallo una muñeca realmente hermosa y ere tan bella que decidió no venderla, se hizo tarde y al anochecer tomo la muñeca y la puso en su buro a un lado de la cama, por las mañanas le preguntaba: querida muñeca matrioska, ¿Cómo te va?
Los niños del pueblo pronto conocieron a la muñeca, pegados a la ventana admiraban a matrioska
Aquello hacia reír al maestro se fijaba en los curiosos rostros y pintaba las caras de las muñecas, al final las muñecas tenían la cara de los niños del pueblo y los niños del pueblo eran iguales a las muñecas.
Así paso mucho tiempo. Todas las mañanas el maestro preguntaba: Bueno querida muñeca matrioska, ¿Cómo te va?
Y la muñeca sonreía en silencio, pero una mañana la muñeca le contesto: ¡No muy bien! 
Dijo en vos baja.
¡Me gustaría tener un bebe!
El maestro se quedo con la boca abierta, observo detenidamente a la muñeca pero ella no dijo ni una sola palabra más.
Ayer bebí demasiado vodka pensó.
En todo el día no se atrevió a decir nada más; de ves en cuando volteaba a ver a la muñeca y se preguntaba: ¿de verdad puede habla?
Pero tenía miedo de preguntarle de nuevo, al día siguiente, el maestro había olvidado todo y cuando se levantó, le pregunto otra vez:
Bueno querida muñeca matrioska ¿Cómo te va?
-Mal… Contesto la muñeca. Estoy muy sola ya te lo dije ayer: quiero tener un bebé
El maestro se sentó en su cama y respiro profundo.
No quedaba ninguna duda; La muñeca de madera podía hablar.
Tomo valor y pregunto:
¿Qué has dicho?
Quiero tener un bebé repitió la muñeca y suspiro profundamente
¡¡Estoy tan sola!!
El maestro nunca había tallado un bebe para una muñeca.
Bueno dijo tras pensarlo brevemente lo intentare
-gracias dijo la muñeca
-de nada respondió el maestro
-Me gustaría una niña
-tendrás una niña le aseguro el maestro
Fue al almacén y se encontró con un trozo de madera. Era la misma madera de la que había tallado a matrioska lo llevó a su taller comenzó a trabajar.
Por la tarde, la pequeña muñeca estaba terminada, era igual que matrioska. 
Como si fuera madre e hija.
El maestro le mostro la muñeca a matrioska y le pregunto:
¿Te gusto tu bebé?
Tú te llamas matrioska; a tu hija le pondré trioska. Solo le he quitado a tu nombre la primera silaba, por que tu hija es mas pequeña que tu.
La encuentro precioso contesto matrioska
¿Ya estas contenta?
-si maestro
Pero hay un problema… Mi hija tiene que estar en mi barriga.
¿Cómo?
Pero no puede ser... 
-dijo el maestro
¿Por qué no?
Es mi hija.
-bien dijo el maestro pero te dolerá un poco.
No importa dijo matrioska, siempre duele un poco ser mama de verdad.
El maestro no sabia que hacer. Finalmente cogió su sierra y corto a matrioska en dos pedazos.
La vacío y la dejo hueca por dentro, luego metió a trioska y volvió a enroscar a matrioska.
¿Cómo te sientes ahora?
-pregunto el maestro
Soy muy feliz dijo matrioska tengo a mi hija en la barriga y se rió con gusto.
A la mañana siguiente el maestro volvió a preguntar:
Bueno querida muñeca matrioska, ¿Cómo te va?
-¡Ay! contestó Matrioska
Yo soy muy feliz.
Pero mi niña se ha movido toda la noche tal vez necesite algo.
-vamos a ver dijo el maestro
Desenrosco a matrioska y tomo a su hija trioska.
La miro por todos lados y dijo:
¡Mmm! Todo está en orden. Tiene manos, pies, ojos, orejas, tiene una nariz y una boca. 
Tiene todo, y muy bien hecho la verdad no sé que pueda faltarle.
-Me falta un bebe
-Dijo de repente la pequeña muñeca con una vos fina.
Al maestro solo eso le faltaba.
¿Qué dices?
-Me falta un bebé, un bebé pequeñito.
-¡NO!
-¡SI!
El maestro no podía creerlo y se pellizco tres veces para comprobar que no dormía
-De verdad quiero tener un bebe dijo nueva mente trioska
-Pero que va a decir tu madre dijo el maestro 
-se alegrara dijo trioska
Sera la abuela de mi hijo, y le contara cuentos…
Por favor tálleme un bebé, uno pequeñito.
El maestro nunca hasta entonces había tallado un bebe para él bebe de una muñeca, pero la pequeña trioska insistía tanto que al final el maestro dijo:
-Si así lo deseas.
¿Quieres una niña o un niño?
-Una niña
Fue al almacén y se encontró con un trozo de madera aun más pequeño. Era la misma madera de la que había tallado a matrioska y a trioska llevó a su taller comenzó a trabajar.
Por la tarde, la pequeña muñeca estaba terminada. 
Era igual que matrioska y ha su hija trioska
Se veía que eran de la misma familia.
Tú te llamaras oska
-dijo el maestro
Casi como tu madre solo le he quitado a tu nombre la primera silaba, por que tú aún eres más pequeña.
¿Ya estas contenta?
-le dijo a trioska
-si 
-contesto trioska sonriente
Pero hay un problema… Mi hija tiene que estar en mi barriga.
¿Cómo?
Pero no puede ser... 
-dijo el maestro
¿Por qué no?
Es mi hija.
-bien 
-dijo el maestro pero te dolerá un poco.
No importa dijo la muñeca, siempre duele un poco ser mamá de verdad.
El maestro suspiro. Finalmente cogió su sierra y corto a trioska en dos pedazos.
La vacío y la dejo hueca por dentro, luego metió a oska y volvió a enroscar a trioska, después metió a trioska en matrioska y la enrosco.
Luego le pregunto
¿Están todas contentas?
-si –contesto matrioska
-si 
-se escucho la vos de trioska desde la barriga de su madre
-No¡¡
-sonó la vos de oska atraves de la barriga de trioska
Yo también quiero tener un bebé.
¿Por qué yo no tengo ningún bebé en mi barriga?
-¡¡No puede ser!!
-Fue lo único que pudo contestar el maestro.
¿Por qué no?
¡¡Yo también quiero tener un bebé!!
El maestro se preguntaba que debía hacer ya que nunca había tallado un bebé para el bebé del bebé de una muñeca, oska insistió tanto que no le quedo mas remedio que convertir su deseo en realidad.
Entre suspiros desenrosco a todas las muñecas luego hizo un bebé pequeñito como un dedo, era igual que su mama oska como su abuela trioska y su bisabuela matrioska.
Pero el maestro tomo un pincel y le pinto un enorme bigote.
-eres hijo de oska le dijo sonriendo y como aún quedan dos letras te llamaras Ka.
Eres un hombre y no
Podrás tener ningún bebé en tu barriga.
¿Me has entendido?
-¡¡Si!!
Lloro el muñeco con placer
Mírate en el espejo para que veas tu bigote y después no vengas gritando que quieres un bebé.
El maestro tomo a Ka en sus manos y lo mantuvo frente al espejo, luego vacío la barriga de oska y metió a su hijo Ka dentro introdujo a oska dentro de trioska y a trioska dentro de matrioska y rio contento y desde entonces la familia de muñecos vive felices.

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