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Categoría: Cómicos

Ah, el amor...

Kim y Yosi eran dos mozos fornidos, hechos y derechos.
Se conocían desde niños, pues coincidieron en la misma escuela deportiva.
Y con los entrenamientos, las duchas, las saunas y el natural compañerismo, se habían ido agradando el uno al otro.
Todos los chicos se fueron dando cuenta de que algo sólido se fraguaba entre ellos.
Y como al corazón no hay quien lo frene, máxime cuando por él corren las hormonas como por un scalextric en hora punta, resultó que acabaron formando pareja estable de hecho gay.

Sus respectivas carreras deportivas andaban por buen camino. Los éxitos aparecían cada vez con mayor frecuencia. Medallas, trofeos, copas, galardones, etc.., hasta llegar a la fama, a la élite, a la admiración del gran público. Todo sobre ruedas.

No obstante, Kim y Yosi mantenían su amor sin dar carnaza a las revistas cutres, dentro de una vida de ternura, fidelidad y respeto.
Ah, el amor, el amor. Ah, l´amore, l´amore. (Amore significa amor, en italiano. Y en belga se dice amour. Y en español con la boca llena se dice abmord, o algo así.)

Pues eso, que la vida les iba en rosa. Se querían, se amaban. Venga besitos, carantoñas, arrumacos... (Hasta empalagosos resultaban esos tíos, tanto, que daban envidia.)
Mas, !tatatachán! tenían su problemilla. Parece que haya alguna ley natural que impida que las cosas vayan totalmente bien.

El aspecto afectivo-emocional lo tenían cubierto con creces. El convivencio-social también. Pero el fornico-sexual, sin embargo, no acababa de ir correctamente.
Sí, mantenían relaciones carnales, digamos que hasta demasiado carnales, pero no completas. Abarcaban el vasto abanico de las caricias, manualidades, sobeteos y demás artes del gorrino bricolage, hacían uso y abuso de todas las variantes y alternativas del coito. Pero el coito en sí jamás pudieron consumarlo por más que lo intentaron.

Acudieron incluso al sexólogo, que les examinó los tamaños, potencias, niveles de líbido y demás mandangas erótico fisiológicas.
Pero no tenían ni Kim ni Yosi problema alguno con la erección. Tampoco era falta de talla, pues ambos calzaban un correcto badajo.
También les preguntó el especialista si lo habían probado así o asá, pero ellos ya lo intentaron de todas las formas imaginables sin conseguir su objetivo.
Al final, sin llegar a verle solución al asunto, el sexólogo les aconsejó que no se obsesionaran con el tema exclusivo del coito y que se conformasen con la rica vida sexual que disfrutaban a través de las demás variantes, ya que en última instancia lo primordial era el amor que se profesaban.

De modo que ellos siguieron a lo suyo, triunfando en el deporte, siendo felices en su homosexual pareja y comiendo algo más que perdices...
Y esa es la historia. Parece, como dije, que no se puede tener todo en la vida.

Aunque en este caso, la verdad es que se comprende, ya que debe de ser extraordinariamente difícil consumar un coito para Kimisuro y Yosico, luchadores de Sumo.
Datos del Cuento
  • Autor: luis jesus
  • Código: 6163
  • Fecha: 31-12-2003
  • Categoría: Cómicos
  • Media: 5.47
  • Votos: 81
  • Envios: 7
  • Lecturas: 5893
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
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invitado-... 22-01-2004 00:00:00

Jajaja, buenísimo el cuento... Pobrecillos los jugadores de sumo... ¿sucederá en realidad, no?

marilina
invitado-marilina 04-01-2004 00:00:00

pues sñora presidenta estoy de acuerdo con ustd. muy bueno luigi, jejejejeje estos dos muchachos tienen un pequeño pro blema ¿no?.......O UN GRAN PROBLEMA, según el color del cristal con que se mire petonetssssssssssss

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