Las hadas pueden ser moldeadas con el pensamiento. Son un enlace entre el mundo visible y el invisible. Y no dudan en acudir en nuestra ayuda si sabemos como llamarlas y cuando.
Eso le ocurrió a María, que llamó a las hadas en un momento oportuno y de una forma que no pudieron negarse a cumplir su deseo.
María vivía en ese lugar especial donde viven los niños sin familia.
Cierto día un señor muy importante fue de visita a ese lugar especial donde vivía María. El señor importante preguntaba a todos los niños cual era su mayor deseo, que les gustaría tener. El señor importante era Papá Noel. Cuando le tocó el turno a María ella pidió ver un hada volando.
Papá Noel se rascó un poco la barba y le dijo:
-Creo que las hadas están ahora de vacaciones pero intentaré ponerme en contacto con ellas para que alguna venga a visitarte cuanto pueda-.
El día de año nuevo llevaron a los niños a ver una función de circo. Se rieron mucho con los payasos, algunos de ellos se subieron a los caballitos amaestrados y por fin llegó el momento de los trapecistas, el mejor número del circo.
Con un redoble de tambor anunciaron a Lilí la trapecista más famosa del mundo. Apareció Lili con una capa de lentejuelas que brillaban bajo la luz de los focos como si fueran diamantes y haciendo una reverencía dijo:
-Este número se lo dedico a los niños y especialmente a María-.
Mientras Lilí saltaba de un trapecio a otro dando dobles saltos mortales María decía:
- Se ha cumplido mi deseo, estoy viendo un hada volando-.
Y...COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO