Niko es un niño muy travieso, pero a la misma vez es muy educado y bueno. Todos sus amiguitos tenían una mascota, pero ni él ni su hermano Elías tenian un animalito con quién jugar. Niko lloraba todos los días porque queria un perrito, su hermano de seis años le decia, "Mi papá no quiere animales en la casa Niko. Yo también quiero un animalito, pero ya mami dijo qué papi no quiere, por favor no llores hermanito". Niko, qué solamente tenía cuatro añitos, no entendía ni a su padres ni a su hermanito Elías y no paraba de llorar de noche y día. Sus abuelitos estaban muy tristes por sus nietecitos, especialmente por Niko, qué siempre lloraba porque quería una mascota. Un día su abuelo Domingo apareció con un gatito chiquitito y muy bonito, muy amarillito, con los ojos bastante claros, parecía un tigresito recién nacido. Pero eso causó un gran problema. Nadie quería al gatito, solo era bienvenido por el abuelito, por Niko y su hermano Elías.

El papá dijo, "Domingo, perdone usted pero no quiero animales en mi casa, y menos un gato, no me gustan". La mamá de Niko decía, "Está muy lindo el gatito, tiene un color precioso, pero nunca he tenido un gato, no quiero ese animal en mi casa". ¡Pobrecito el gatito amarillo no era bien recibido! Ni la esposa del abuelo lo quería en su casa, no le gustaban ninguna clase de animales. El pobre abuelo se pasaba caminando de un lado a otro con el gatito, ahora Niko y Elías lloraban juntos, porque ellos sí querían al pobre gatito amarillito. El abuelo Domingo lo escondía de noche en el sótano para qué su esposa no lo viera. Allí le daba de comer y lo cuidaba cómo se cuida a un bebé. Pero todos los días y a la misma hora en la tarde, iba a casa de su hija para qué sus nietos jugaran con el gatito, qué estaba muy pero muy bonito. Niko y Elías se ponían muy contentos y jugaban y acariciaban los pelos de el gatito, qué aún no tenía nombre. Niko le decía a su papá, "¡Please daddy, yo quiero al gatito yellow, es muy bonito y pequeñito". Pero el papá de Niko decía que no. Elías le decía a su mamá, "Please mommy, we want the yellow little cat, he is a good cat and we are going to take a good care of him". Pero mamá decía qué no, nunca ha tenido un gato en la casa. Ella había tenido un perro grande, un Dálmata, por mucho tiempo, pero murió porque ya estaba muy viejo y enfermo. Ella le tenía un poco de miedo a los gatos. Niko era el más qué lloraba por el gatito amarillito qué le había traído su abuelito. Domingo seguía cuidando a su gatito, le tenía mucho cariño, pero lo quería para sus nietecitos y por eso lo llevaba todas las tardes a la casa de su hija para que sus nietos jugaran con él y así no se ponían triste. Un día la mamá de Niko de tanto ver y acariciar al gatito le cogió mucho cariño. Habló con su esposo y le dijo, "Amor mio, ¿porqué no nos quedamos con el gatito? Es muy bonito y chiquitito. También los gatos son muy limpios y no hacen tanto desorden cómo los perros, no tendremos qué sacarlo afuera, son mejores para entrenar. Vamos a quedarnos con el gatito por los niños, ellos están muy felices". A el papá no le gusto la idea, pero sí dijo qué lo pensaría, aunque no quisiera admitirlo, aquél gatito estaba bien cute.

Los días pasaban, ya los niños se habían acostumbrado a ver al gatito amarillito y a jugar con él, ya Niko no lloraba tanto, solo lloraba cuándo el gatito se iba con su abuelito. La mamá de Niko ya le tenía cariño al gatito y solo esperaba qué su esposo le dijera qué el gatito se podía quedar en la casa. El abuelo estaba seguro qué su hija convencería a su esposo porque el gatito cada día se ponía mas hermoso. Llego el día de aquella larga espera. Era un sábado por la tarde. El abuelito llegó cargando al gatito amarillo en sus brazos. Cuándo el papá de Niko vió al gatito, lo acaricio, lo tomo en sus manos y lo sintió calientito y suavecito. Niko se puso muy contento, su papá nunca había cargado en sus manos al gatito. Elías reía, adivinaba qué su daddy iba a dejar qué el gatito se quedara en la casa con ellos. Mamá le dijo, "¿Verdad cariño qué éste gatito es muy bueno y muy bonito? Es cómo un recién nacido, ya creo qué es parte de nuestra familia". El papá de Niko dijo, "Me ha robado el corazón, nunca me han gustado los gatos, no me gustan los animales en mi casa, pero éste animalito es para mí cómo otro bebé más. Todos estamos felices con el gatito amarillo y por eso esté animalito se queda con nosotros para siempre". Todos gritaron de alegría, Niko y Elías se reían, estaban muy felices. Niko besó a su mamá y a su papá, su hermano hizo lo mismo. Niko tomó a su gatito en sus brazos. Mamá dijo, "Estamos muy felices, pero nos hemos olvidado de alguién qué trajó la felicidad a está casa, su abuelito, porque él fué el qué nos regaló a nuestro gatito amarillito". Era muy cierto, Niko corrió a los brazos de su abuelito y le dió muchos besitos. Todos le dieron las gracias al abuelito y le dieron un abrazo muy fuerte. Papá dijo, "¿Qué nombre le pondremos al gatito? Él también necesita tener un nombre". " ¡Vamos a ponerle tigre, porque parece un tigre!" dijo Elías. "No, vamos a ponerle yellow, porque es muy amarillito, tiene un color muy bonito" dijo el papá. Niko dijo, "Yo quiero qué se llame Simba, cómo el león de "The Lion King" Todos sonrieron y la mamá dijo, "Muy buena idea y un nombre muy bonito. El gatito se llamara Simba". También todos aprobaron el nombre del gatito amarillito, se llamaría Simba. El abuelito se fue un poco triste dejando por primera vez al gatito en la casa, lo extrañaría mucho, pero sabía qué con sus nietos estaría muy bien y muy querido, además podía ir a verlo cuantas veces quisiera. Aquél gatito qué una vez fue despreciado por algunos, hoy era el gatito más mimado y adorado por todos, especialmente por Niko. Felizmente Simba había encontrado la casa de sus sueños y la dulzura de sus dueños. Fin.