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Categoría: Metáforas

LA CEGUERA

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José Miguel, cuarentaicinco años, soltero, vendedor de lotería.
En la estación de autobuses ofrece números a la suerte. Un hombre, un perro oscuro y paciente, un bastón moderno telescópico, una ceguera antigua, un taburete de lona plegable, una tempestad de voces mezcladas con motores y músicas.
Vivir en el centro de la ciudad es estar en el núcleo de una macedonia sónica, para quien no se puede distraer de nada mirando a nada, para quien vive en la clausura del sonido de sus pensamientos, para aquel que cuando sueña, sueña tonos, olores y texturas.
Nació ciego y no sabe qué es no serlo. Cómo le gustaría haber visto a su madre unos segundos siquiera. Tiene en su memoria el retrato exacto de ella, su voz, su suavidad, su tacto, sus relieves, nariz pequeña, ojos grandes, hundidos de llorar tanto, su temperatura, su olor, su cabello, el ritmo de sus pasos, todo.

Ya murió la anciana señora.
José Miguel, al haber nacido con los ojos cerrados, se ensueña y se evade con facilidad. El solcito de otoño le templa la cara y la vuelve a traer hasta él como cuando niño:
-Madre cuéntame cosas, las cosas que sabes, que yo no sé madre, no sé de colores.
Dime qué es rojo para que imagine, que yo veo rojos los dientes del rifle.
¿La paz, qué color?. Descríbelo madre.
-Amarillo es el ruido de las explosiones que clavan anzuelos de negro cobarde. Y de ignorancia negra las tardes se visten, cubriendo violetas con pardos puñales.
-Madre de azules caricias, cuéntame cosas, las cosas que sabes. Que quiero saber el olor de mi padre y el tacto del miedo, del odio y del hambre.
-Olor de sonrisa en la piel del trabajo tenía aquel hombre antes de marcharse, un rugoso amable tallado a cincel, un corazón ocre de guerra perdida y un blancor de nieve en su amor por tí.
-Madre, los colores cambian con la sangre, el rojo los vence.
-No, que a veces no puede. Verde era su voz, como la tuya verde que dicha nos trajo, y es verde el trinar que cantan los pájaros.
-¿Y de qué color, madre, a mí tú me quieres?.
-No quiero quererte ni en blanco ni en negro. Yo te quiero en gris, que es un color bello, el color que siento llenando mi boca cuando oigo tu pecho que en el mio late.
-Madre cuéntame cosas, las cosas que sabes. Si soy como dicen los que a vernos vienen. Si es cierto que soy como son los ángeles.
-Como los ángeles no, no como los ángeles, que ellos son de Dios y son del mar y son del aire. Como los ángeles no, que tú eres más grande y no eres de nadie.
-Madre rosa, madre naranja, madre malva, cuéntame cosas.
Datos del Cuento
  • Autor: luis jesus
  • Código: 7070
  • Fecha: 08-02-2004
  • Categoría: Metáforas
  • Media: 5.46
  • Votos: 76
  • Envios: 1
  • Lecturas: 3224
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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4 comentarios. Página 1 de 1
María Eugenia
invitado-María Eugenia 26-09-2004 00:00:00

Trabajo con un no vidente. Su percepción se agudiza. La metáfora resulta ser la forma más efectiva de describirle el medioambiente. Me ha enseñado Luis Jesús que el sonido de la voz es como el verdor de la naturaleza que grita vida, es rojo el impacto de las balas, el dolor y la guerra, el color que visible es el más intenso. Igual hemos comparado el amor. Nos hemos equivocado, es el gris, porque el amor no tiene color, podemos mirarlo con el alma y sentirlo sin saber cuan intenso es el rojo de la sangre en el corazón. Este compañero perdió la vista salvando un soldado. Hoy día manifiesta no lamentarlo. Con el permiso del autor, le dedico su metáfora y mi mensaje a Julio por mi gran admiración.

marilina
invitado-marilina 25-02-2004 00:00:00

nene, este relato me ha encantado. bueno, que me die el ordenador que el comentario es demasiado corto y tengo que escribir más, así que vuelvo a decir que ¡me ha gustado muchooo!

Angel F. Félix
invitado-Angel F. Félix 08-02-2004 00:00:00

Leo"La ceguera" y una lagrima cae y siento congoja y me siento triste por esa ceguera que pide a la madre que explique las cosas. Y lloro con ganas, los ojos enturbian, no veo las letras, y siento en mi alma la propia tortura del desvalido ciego que pide a la madre que explique las cosas sabiendo de sobras ¡que su madre es muerta!

Vet
invitado-Vet 08-02-2004 00:00:00

Me gustó esa manera tan dulce y poética de ver el mundo de colores, de percibir lo abstracto, lo intangible a través del verde, del negro, del malva...y la complicidad existente entre madre e hijo. Aunque, si bien es cierto, me esperaba otro tipo de cuento antes de empezar a leerte, la sorpresa ha sido grata. Che,un beso, VET

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