Leyendo 'Mira por donde' de Fernando Sabater
'Nada es más grave que el pasar del tiempo', introduce Fernando Sabater en un paréntesis en el capítulo, 5 (Juegos reunidos) de 'Mira por donde'. Y la frase, como tantas otras que leo en esta autobiografía razonada, me deja en suspenso, perplejo, sumiéndome en un piélago de pensamientos, de ideas, de elucubraciones, que doy cuenta de seguir así que voy a tardar un sin fin de tiempo en terminar de leer este libro.
Nada es más grave que el pasar del tiempo. Y los ojos, fijos en la frase, dejan de leer la continuación, porque la mente se abisma en el pensamiento de la pareja enzarzada en el acto sublime de perpetuar la especie. En el goce inefable que emana del coito. En aquél espermatozoide montaraz y veleidoso que nada raudo, en reñida competición con sus congéneres, para alcanzar la dulce y cálida morada del óvulo. Y es en el mismo instante en que espermatozoide y óvulo se encuentran y funden en un todo cuando un nuevo ser nace a la vida, porque para nacer al mundo aún tardará nueve meses. Es en ese momento álgido de hermanamiento y fusión que, para ese ser nacido, cobra vigencia la frase lapidaria de Fernando Sabater: nada es más grave que el pasar del tiempo. Pues en el instante mismo de nacer a la vida, cada minuto de tiempo que transcurre le acerca, inexorablemente, al fin tétrico que tiene predestinado: su muerte.