Aún se podía acordar de como se hermano le había ayudado a saltar el pequeño manantial, que la separaba de su obeja, a la que cuidaba con esmero. También podía acordarse, cuando por medio de cuerdas y tela, le izo su primera muñeca. Tantas veces habín reido juntos y tanto le había enseñado. Le hiciera una promesa, le enseñaria a pescar en la próxima luna llena, cuando el pez dorado salia a la superficie. Pero era una promesa que no se cumpliria nunca.
l a siguiente luna llena indicaba el principio de laépoca de la caza y como siempre se hizo, desde el tiempo en que los dioses andaban sobre la Tierra, antes de irse a un paraiso lejano. Esa noche tenía que empezar con sangre; un sacrificio joven.
El sacerdote mandó llamar a todos los jovenes del pueblo del Norte, ya que de allí probenia la 1º estrella que vio la noche anterior y de allí vendría su sacrificio.
Eran muchos los jovenes, pero pocos merecedores de tal honor. El joven debía ser bello, como las piezas que cazarían; al igual que sano, los dioses quieren lo mejor; su bello debe ser abundante y brillante, como el de los caballos; su torso fuerte y su mirada feroz y ardiente al mismo tiempo que compasiva y honrrada como la de un cervatillo.
Todos los hovenes empezarón a ser rechazados, para tristeza del sacerdote y para alegría de la familia. Pero uno, no se salvo, un joven que parecia hecho para ese día, para honrrar al dios de la caza.
A si fue como al salir la luna llena, la niña observo, como su hermano aparecía ante todo el mundo, atado de manos
El sacerdote canto un ritualal dios de la caza, para que en ese año no faltase comida en la mesa de ningún hombre. Para que los cazadores traigan un mejor alimento sin sufrir ningún mal. Le ofrecian una vida valiosa acambio de un bienestar para todos, un pequeño sacrificio para una mejora general. Colocando el puñal sobre el pecho, dijo unas palabras y este se hundio, traspasando carne y hueso, llegando hasta el corazón, que fue roto.
Un grito rompio el cielo y el dolor cubrio la noche. Acto seguido el cuchillopaso poe el abdomen abriendose un camino de sangre a su paso.
La sangre manaba rápidamente por las heridas y caían en tarros de barro que después se usaria para mojar las flechas de los cazadores, para que el dios de la caza la guiase hacia algún animal hermosos y tierno.
Entre el gentío un a vieja, su hija y su nieta, quedaban petrificadas; era necesario ¿pero hasta queñ punto eran conscienttes de que aquello era normal? Lo habían vivido desde que nacierón, pero cuando son otros los ves y rezas, cuando tu hijo, nieto, hermano; tiene que estar en ese lugar, no puedes hablar del dolor.
Una vez acabada la ceremonia el sacerdote se diriguió a la madre y le dió las gracias en el nombre de los dioses por haber traido al mundo a alguíen tan necesario.
Mientras el sacerdote hablaba sus ojos cayéron como piedras ante la presencia de la niña. Una pequeña muy hermosa, con unos ojos llenos de tristeza y comprensión; parecia una pequeña diosa y tuvo ganas de abrazarla y llevarla con él. Pero no había sitio para ella en las leyes de los dioses
La pequeña fue creciendo, convirtiendose en una linda jovén, que era frecuentada por muchachos de alta sociedad. Aunque al final eran las madres las que se ponían de acuerdo con el matrimonio.
El sacerdote en cada brote de flor, un ramo de las más variadas flores. Pues aunque lo intentaba, la imagen de la joven entre sus brazos era un deseo que imponia a cualquier voluntad. Buscaba entre los escritos alguna manera de tenerla, antes de que se desposara.
Mientras tanto en el interior del bosque un ruido ensordecedor se hacercaba al templo y a las ciudades del sur.
Un peigro que se murmullaba en el viento y se estampaba en las cataratas, para ser llevadas por la corriente a orillas del rio y llegar a los oidos del sacerdote. Que asustaba mandó a sus fieros guerreros para que vigilasen.
No paso más de 3 días cuando hombres, de diferente estatura, más altos; de cabellos negros y ondulados, con lenguas extrañas, y raras ármas, aparecierón y desatarón el caos, destruyendo todo a su paso.
El sacerdote y el jefe, pensarón que los Dioses estaban elfadados y para castigarlos habían vuelo. Se pusieron a sus pies y no se opusierón a sus maldades.
Destrozaban las casas, saqueaban las tumbas, se llevavan a las mujeres y mataban alos hombres; se comian todas las reservas de maiz y deboraban los animales. Con sus extrañas ármas que desprendian rayos mataban a los pobres ilusos que se atrevían a desobedecerles.
Pasó el tiempo y la población había sido casi erradicada. Lal jovén vivia escondida en el templo, ningún aprendiz la había encontrado, ni visto. Por fin el sacerdote podía tenerla consigo, al fin su gran deseo logrado. No le importaban las muertes, ni lo que hicierán los nuevos Dioses, solo quería a su jovencita.
Una noche los nuevos Dioses entrarón en el templo, y destruyerón toda reliquia y estatua. Encontrarón el libro dorado de la vida, que se abría una vez al año. Los nuevos Dioses enloquecierón. Matarón a los aprendices.
Encontrarón en una sala al sacerdote abrazado a una mujer hermosa.
La cual cogierón y gozaron de su cuerpo hasta casi matarla.
el sacerdote no soportó el sufrimiento y cogió el cuchillo, con el que años atrás habia sacrificado a un jovén hermoso.Decidio sacrificar su amor, y despues de matar a su jovén, aunque intentarón impedirselo, él mismo se mato para poder estar con ella en un lugar mejor.
En su rostro había dibujada una sonrisa. Ya que a donde iba, nadie los separaría, ni los Dioses.
Los nuevos Dioses acabarón con todos los indigenas.
Los marineros se volvierón locos buscando su oro de fantasia, dejandose llevar por su naturaleza animal.