Era un pueblecito muy bonito aquel. Corría el mes de abril. En ese pueblecito de chozas dispersas y un solo mercado central al lado de la plaza, vivían R y L. Hace 11 meses ya estaban casados, y en el mes de mayo cumplirían un año de su casamiento. Los dos estaban muy enamorados y vivían muy felices en su casita. No les faltaba nada: sus chacras daban buenos frutos, sus animales no enfermaban y daban crías a su tiempo. Bueno, como contaba, en mayo cumplirían un año más, y los dos se conocían mucho y sabían que ese día era un día muy especial. Cada uno sabía que ese día debían hacerse un buen regalo, más bien un regalo inolvidable. Ambos sabían, que el regalo debía ser el más bonito, tanto así que desde abril ya estaban pensando en cómo hacerse el regalo. No, no debía basarse en dinero pensaron, debe ser algo más espiritual; además si usaban sus ahorros de pareja, ambos se iban a dar cuenta. Bueno, R para evitar usar dinero que ellos juntaban como pareja, empezó a trabajar en otras cosas a parte del trabajo en su chacra. L se dio cuenta que R, se demoraba más en llegar a la casa, y supuso bien, porque lo conocía, que estaba trabajando más para regalarle algo bonito; ella no se quedaría atrás, pensó primero en qué le iba a regalar a su esposo, después de tanto pensarlo, vio que su esposo tenía un reloj de oro de bolsillo que nunca lo usaba porque no tenía la cadena, así que pensó en regalarle la cadena de oro para que la use en su reloj. R se esforzó mucho esos días por conseguir el dinero y faltaba un día para el día de su aniversario; una vez que consiguió el dinero fue al mercado a ver que es lo que podía comprarle a su esposa. Una vez allí, R pensó en que es lo que le gustaría a su esposa. Y se imaginó verla: tenía un hermoso cabello negro y largo, muy hermoso, así que pensó en comprarle unos adornos de oro para el cabello, entonces R se fue a buscarlos, pero en el camino un pobre hombre le pidió limosna, y R se apiadó mucho de él porque siempre lo había visto, así que le dio una buena parte del dinero que ganó. R al llegar al puesto de las joyas, vio los adornos perfectos para su esposa, pero al preguntar el precio, el dinero que tenía no era suficiente, así que se entristeció y regresó a casa. L en este lapso de tiempo había tejido muchos mantos por las tardes, mientras R no estaba en casa, y había vendido estos mantos a buenos precios, pero al ir a comprar la cadena el mismo día que R fue al mercado, ella se dio con la sorpresa que el dinero no le alcanzaría., así que regresó a su casa, pero en el camino en un puesto leyó atentamente en un papel: “Se compra cabello”, y ella decidió vender su cabello y así poder comprar la cadena de su esposo; así lo hizo y compró la cadena sacrificando buena cantidad de su cabello. Mientras en su casa, R estaba muy triste, pensativo pero una vez que vio su reloj, un regalo que su papá le dejó, pensó en venderlo y así comprar los adornos para su esposa, así lo hizo y corrió al mercado y compró los adornos para su esposa. Ambos se encontraron regresando a casa, y se saludaron muy felices como siempre, R no se dio cuenta de que su esposa no tenía su cabello porque ella se lo había amarrado con una pañoleta; ya era muy tarde y ambos tomados de las manos caminaban a su casa y sabía que al día siguiente era su aniversario. No durmieron bien, pensando en la cara de felicidad que tendrían al ver sus regalos. Pronto amaneció, y al despertar, se saludaron y pronto sacaron sus regalos. Y L quiso empezar, sacó una cadenita de su mano y le dijo: _Este es un regalo con mucho amor, y espero que lo uses en tu reloj._. R se quedó sorprendido al ver la cadenita: _No. Yo te había comprado estos adornos para tu cabello, vendiendo mi reloj…_ L sorprendida: _ Yo he vendido mi cabello para comprar esta cadena._Y pronto vieron que lo que habían hecho fue en vano, pero sonrieron mucho y lloraron de felicidad, porque vieron que ambos hicieron sacrificios para dar lo mejor de sí, para que el otro se sintiera bien como pareja que eran. El cabello creció, porque debe crecer, entonces vendieron un cordero y así pagaron el reloj, y así después de otro año, L ya lucía sus adornos de oro y R tenía el reloj de su papá en el bolsillo. Y en su segundo aniversario, ambos recibieron un regalo de una bolsa de oro en la puerta de su casa, con una nota que decía: “Gracias por la limosna, ahora les devuelvo el favor. Permanezcan siempre juntos R y L.” Resulta que el mendigo con el dinero que R le dio tuvo mucha fortuna así que les devolvió el favor de su corazón. L y R, siguen viviendo en aquel pueblecito, siempre juntos y muy felices.