Jugar al ajedrez es como bailar con una chica bonita, que te enseña a dar los pasos adecuados y tu aceptas o no el envite. El ajedrecista es un filosofo de la vida que aprende a medida que va jugando y desaprende a medida que olvida. Hoy estoy contento porque están conmigo dos ajedrecistas y juntos crearemos una partida nueva: se llaman Eloy y Merchi. Eloy es más joven que yo y tenemos en común a nuestra arbitra: Merchi que observa atentamente como se desarrolla la partida y me animó a escribir. Y yo me llamo Guillermo.
Para aprender a jugar ajedrez es como aprender a escribir, para eso has de ser disciplinado porque si lo piensas bien de un manotazo puedes tirar todas las piezas pero entonces no hay juego que valga, es parecido a una partida de cartas si escondes tan solo una carta o si rompes la pluma con la que escribes o no tienes papel. Por tanto la primera moraleja del juego es que Las leyes has de cumplirlas y has de ser disciplinado porque al seguir las reglas es como se desenvuelve el juego.
Y ahora vamos a jugar una partida de damas. La partida se desarrolló y la dama perdió. Pero reflexionando sobre el juego sacamos una serie de principios: 1. Ganar no es lo más importante, sino el tiempo que se comparte en equipo. 2. Unas veces se gana y otras se pierde y 3. Muchas veces al perder es cuando ganas. Son perogrulladas pero bueno es decirlas.
Cada vez son más cortos mis cuentos y es que creo que la verdadera sabiduría esta en una sonrisa mas que en muchas palabras, en el saber compartirla y procurarla en los demás. Me viene a la memoria una frase de mi infancia: Siempre alegres para hacer felices a los demás.
FIN
AUTOR: G.Cenalmor
Este relato intenta convertirse en un mensaje de vida. No veo que eso tenga nada de malo.Eso, no más.