La española cuando besa ... ¡Ooooleee!
Capítulo – 7
“¿Qué es luna de miel “andariega”?”

Rubén – De acuerdo. Te voy a explicar que es la luna de miel “andariega”...
¡Tan...tan...tan!
Abro la puerta. Es el camarero que trae el desayuno (pasan de las 11:00 a.m.)
Pone todo sobre la mesa y se va deseándonos buen apetito.
Julieta - ¿Te gusta lo que pedí?
Rubén – Pues sí. Todo se ve delicioso. Además si tengo hambre.
Julieta - ¿Zumo de naranja?
Rubén – Venga.
Bueno como te decía... la luna de miel “andariega” es...
Julieta - ¿No será con mochila en la espalda y haciendo “auto stop”?
Rubén – ¿Pero y entonces?... ¿Me vas a dejar hablar o qué?
¡Ahora no te cuento nada!
Julieta se levanta. Toma la torta de fresas, Se pone a mi lado y me dice - ¡Atrévete! Y veras como te “corono”.

La miro. Se ve bonita cuando está enojada
Rubén – Bueno ... si es por las buenas.
Le meto el dedo a la torta y la pruebo
Rubén – Está rica... ¡gracias!
Julieta – ¡Qué rica ni qué nada!... ¿Qué es la luna de miel “andariega”?
Su carita se ve bellamente sonrosada.

Rubén – Julieta... tu carita ya no luce como lucía. Ahora luces enojada. Me gustaba como antes lucía.

Julieta – Parece un trabalenguas.
Rubén – Ciertamente... ¿ pero tú me entiendes?
Julieta – Me rindo...

Le sonrío. Ella amaga...

Rubén – “Andariega” quiere decir que vamos a andar por muchos lados. No iremos a un solo lugar. Recorreremos varios países.
Julieta volviendo a su asiento – Esto se pone interesante... ¿Y por dónde andaremos?
Deja la torta sobre la mesa.
Rubén – Alquilaremos o compraremos un vehículo monovolúmen...
Julieta - ¿Para qué queremos un monovolúmen?
Rubén – Para ir cómodos con “nuestros” niños.
Julieta - ¿Cómo “nuestros” niños?... ¿Cuáles niños?
Rubén – Los únicos que tenemos por ahora.
Julieta - ¿Te refieres a mis niños?
Rubén - ¡Claro!... en Argentina hay un dicho del campo que reza así, “El dueño de la vaca es el dueño de los terneros”
Si tú eres mía... ellos también.

Julieta con sus ojitos brillando y su carita encendida - ¿Iremos todos?
Rubén – Por supuesto.

Se levanta y viene hacia mí volando como un avión y aterriza encima mío.
Caemos al suelo. Rodamos abrazados. Ella queda sobre mí.
Se sienta (en zona prohibida).
Ni cuenta se da.

Julieta entre eufórica y sonriente – ¿Entonces no tendré que pensar con quien los dejo?
Rubén – Pues no.
Julieta - ¡Ayyy!... yo te amo...
Rubén - ¿Cómo... cómo? ¿Será que escuché bien? Se que te cuesta mucho decir eso... ¡Dímelo otra vez!

No me escucha... me abraza y me besa con fuerza y suelta.

Todos mis sistemas en alerta roja. Millones de hormonas invaden mi sangre. Bastante adrenalina... un cóctel peligroso para Julieta.
La atrapo y la beso... ella se deja llevar.

De pronto reacciona - ¡No!... todavía me duelen los ovarios.
Se sienta otra vez, se acomoda el cabello detrás de las orejas con un gesto de sus manos.
Sube y baja sus cejas. Sonríe y dice – No podemos...

Rubén resignado - ¡Maravilloso!
- Hablando de todo un poco... ¿estas cómoda sentada “allí”?
Julieta - ¡Ay, perdón! No me di cuenta.

Nos paramos y volvemos a nuestras sillas.
No se que está pensando pero sonríe mientras prepara un sándwich de jamón serrano.

Julieta – ¿Te gusta el jamón?
Me asomo, le miro las piernas y respondo – Si.
Sonríe y me da el sándwich.
Prepara otro para ella... sigue sonriendo.
Se ve tan preciosa con mi pijama...
Julieta – Mis niños son muy traviesos...
Rubén – Como todos los chicos. También querrán hacer “pipí” cada veinte minutos, se pelearán, llorarán cuando estén cansados y fastidiados... en fin nos colmarán de felicidad porque eso son los niños... felicidad en paquete pequeño. No se vende en los kioscos.
Y más nos vale acostumbrarnos porque tendremos más.

Sonríe. Con el mentón apoyado en los nudillos de su mano me observa mientras corto un poco de queso. Toma la taza de café y bebe.
Me hago el que no la veo.

Julieta pensando en voz alta - ¡Claro que te amo!
Rubén - ¿Cómo?
Julieta – Yo no hablé...
Rubén – Ah... me pareció entonces.
(Continuará)