Hace unos días la corte del tallo, era apenas un capullo, pensé en salvarlo del viento y de la tierra, parecía tan frágil. Y la puse allí en el florero, ella agradecida, fue abriéndose lentamente, día a día, mostrándome su delicada perfección.
Paso y la miro refinada, exquisita, son su color rosadoanaranjado, suave pero con toda la fuerza de su especie.
Hoy la vi, y de pronto dejo de ser capullo para ser completamente rosa. Alguna vez te preguntaste cuantos pétalos tienen?, los miro con sus bordes arqueados tentada a contarlos, empiezo pero me pierdo en un laberinto aterciopelado de pliegues redondeados, plegados, enrulados, que de pronto me parecen uno solo y de pronto cientos. Y vuelvo a contar los ya contados. Inútil tarea, me digo, mientras contemplo maravillada ese acabado excelente.
De pronto ella deja de ser solo la flor del rosal, para ser una pequeña maravilla de la creación que de tan simple, es grandiosa.