¡Estamos prisioneros... ! ¡Ya no me queda duda alguna!
Pero... ¿de quién o de quienes... ?
¿De nosotros mismos, de nuestros sentimientos, de nuestras convicciones, de nuestros principios, de las convicciones o los principios de otros, de los sueños, de las realidades o situaciones... ?
¡El hecho es que las rejas existen! Aunque a veces nos neguemos a verlas y fijemos la vista en el horizonte, tratando de estirarnos para alcanzar todo lo bello que la vida nos ofrece...
Aunque estiremos las cadenas que, como todo lo que se estira, llega a un punto en que ya no cede más y el rebote nos golpea nuevamente al fondo de la cárcel a la que pertenecemos y de la cual pretendimos, aunque sea en sueños, ¿escapar... ?
¡Y cómo duele... cómo nos lastimamos... !
Más ese empecinamiento cruel del que no nos desprendemos, pasado cierto tiempo, a veces corto y otras más prolongado, en que de tanto lamernos las heridas, ellas sanan y hasta parecen no dejar cicatriz, junto a la gran capacidad del olvido reparador, hace que... ¡Volvamos a lo mismo!.
Pero las cicatrices están; y cada una de ellas es una partícula de nuestro ser que no tiene movilidad, que no respira libertad.
Y... se van sumando y sumando...
¿ Hasta cuándo... ?. ¿Cuándo será la hora exacta en que toda nuestra persona quedará estática, inmóvil, insípida, incolora, sin color... ?
¡Estaremos con vida, sí. !.. pero solamente porque el corazón sigue latiendo, los pulmones respirando, los miembros trabajando...
¿Dónde quedarán las alegrías, la tristeza, las pasiones, los idealismos, las voluptuosidades, las nostalgias, las luces y sombras, los acordes y melodías, los olores y sabores que ya no registraremos... ¿ Qué se hace sin ellos... ?
¿Puede llamarse VIDA a eso... ? ¿ A quién le vale... ? ¿ A quién le gusta... ? ¿A quién le sirve... ?
¿A otros quizás?...
Y... ¿hasta cuándo importarán los otros más que nosotros...?
Aquí ya se plasman tus inquietudes con mayor nitidez. Me quedó la sensación de profunda búsqueda. Saludos.