Quiero conservar tu mirada y la palidez que la envuelve.
Quiero descifrar nuestra ausencia y el porqué de tu adiós.
Tu imágen ha quedado inmóvil en una espera inacabable, un tiempo suspendido en un vacio estéril.
Vuelve a susurrarme al oido que me quieres..., destruye estas horas de soledad que hurgan en los pliegues de mis emociones y rompe junto a mí esa linea frágil que separa la pena del beso, el llanto de la risa, el sufrimiento de la calma...
Quiero volverte a sentir, y contigo la inercia de nuestro amor.
Quiero saber quien y qué soy ahora y poder responderte estas preguntas.
Paseo por la playa y el mar pregunta por tí, esta noche tibia, gris, descorazonada, te ha echado de menos, dice que pertenecíamos a él, a aquel espacio, a nuestro mundo de dos y que se divertía cuando me abrazabas de repente y decías en voz alta: !Soy tan feliz!. Me he sentado en la orilla tratando de explicarle de que las palabras pierden su significado cuando se pronuncian una y otra vez... El mar no está de acuerdo conmigo, dice que eras sincera...
Quiero mirarte, escuchar tu respiración y sentir el contorno sereno de tu cuerpo bajo las sabanas.
Quiero que mi añoranza no prevalezca como triste legado.
Ahora camino por las largas avenidas que se extienden ante mí como pentagramas desnudos de notas, contemplo los rostros vacios de la gente y pienso en lo despiadado que es el mundo si uno no tiene quien le espere, no hay misterios, sorpresas, complicidad que compartir...
Me paro en el mismo escaparate donde elegias tu ropa interior y que yo nunca entraba porque me sentía incomodo, y no he podido soportar volver a sufrir ese nudo en la garganta que me oprime el alma y se posa sobre mi espíritu.
Quiero no sentir el dolor de todas estas distancias.
Quiero que regreses e intentemos cerrar lo profundo de mi herida.
Me duele este amargo vacio, mi cara de angustia atrapada en el espejo, este silencio hondo en mis lunas sin tí (aún sigo deseándote buenas noches), me duele tu indiferencia que me marchita la carne...
¿Que voy a hacer?, pregunto en voz alta. Aunque más que una pregunta es un grito de desamparo e impotencia. He vivido hasta hoy sumido en una desesperación e incertidumbre constante, anhelando amor y en lugar de eso, recibiendo no sólo aspereza e indiferencia, sino tortura.
Condenas que no son de un juez, las que más van a doler.
Quiero saber si estan difícil perdonar.
Quiero retener en mí esas lágrimas envueltas en recuerdos y volver a vigilar tus sueños...

Málaga 14-12-03