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Soñando con volar

Ni era esclavo de concepciones religiosas, ni de manías persecutorias, por lo que está el desquiciado Francisco en el loquero. Por poco que pueda parecerlo, es a causa de un mal sueño, donde el Espíritu Santo en forma de CD-R., le tomó por sorpresa, voló..., y voló. Dando a parar en la mesa de operaciones del hospital donde presto mis servicios.

Cuando el tal Francisco incresó, yo estaba de guardia, jopo en mano al lado del quirófano 8. Creo que lo pasó muy mal, no él, me refiero al anestesista porque el accidentado no cedia al cloroformo y la operación se estaba llevando a cabo con el emfermo casi consciente. Digo esto por lo que allí se comentaba, porque en lo concerniente a la ciencia de Galeno soy un negado y eso que he pasado media eternidad entre batas blancas.

Aquel tipo no tenía un hueso en su sitio ni un pellejo sano.

La operación duró tres días con tres noches, los especialistas se turnaban cada seis o siete horas; el comentario entre los diferentes equipos era el mismo:
-¡Parece mentira que resista tanto!
A lo que el paciente respondía invariablemente:
-¡Cracias al Espíritu Santo!

Cuando dejaron de trastear entre las entretelas de su cuerpo, decidí comunicarme con él, antes que le trasladrán a recuperación.
Sus ojos, muy azules, hacian por ignoras mi presencia.

-¿Cómo te encuentras? -Pregunté con dulzura.
-En el cielo ¡Eres san Pedro?
-Mi patronimico no anda muy lejos -contesté, discreto.
-¡San Pablo!

No quise decir mi nombre, porque estaba allí para saber, que no ha demostrar nada. Además soy muy remiso en lo referente a facilitar mis datos personales, que en otra época tantos quebraderos de cabeza me dieron..., esa es otra historia.

Francisco tornó a perder la mirada en su orizonte particular, para mí que viajaba arropado por un semisueño, provocado por la anestecia. Como al parecer no tenía pensamiento de cambiar de talante, ingdagué de nuevo:

-¿Cómo estás?
-Volando...
-No me lo parece.
-¿Quieres saber la verdad?
-Sí.
-Estoy dentro de un CD-R., con el Espíritu Santo.
Dijo ante el desamparo de mis sentidos, que no sabia que era un CD-R.
Continuó:
-El domingo por la madrugada buscaba unos gifs animados, para mi Web, cuando ocurrió: Ël estaba allí, ocupaba no más de 7,1 KB. Su único ojo me miraba tan atento!
Dijo:
-¿Quieres viajar conmigo?
Que podía responder que no fuera...
-¡Sí!
-Bién, pues grábame en un CD-R.

Poco después salió, el disco volando de la torre sin concurso alguno por mi parte. Contemplé pasmado, como se agrandaba por momentos hasta llegar a ocupar buena parte de la habitación; le nacieron unas discretas alas y... ¡volamos!
Primero; de mi terraza a la del vecino; después por todo el cielo, hasta llegar a donde quiera que me halle; molido pero, contento.

Le creí, porque había vivido casos mucho más sorprendentes, aquí donde purgo mis errores de juventud. Ellos, los especialistas de la cabeza ni por un momento.

Lástima que no pueda salir del hospital, siendo más concreto; ni de esta planta destinada a los quirófanos,lo digo por ir a visitar a Francisco, al hospital de San Boi, y enterarme que es eso de un CD-R., sería para mi un gran alivio que me enseñará a contactar con Dios, para suplicarle una amnistia. Así están las cosas desde aquel lejano día de mi óbito por... Pero, esa es otra historia.
Datos del Cuento
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