Después de salir de mi última reunión, vi a un viejo amigo que me observaba mudamente, como diciéndome "te acuerdas de mi, te acuerdas de nuestra amistad"... Lo saludé, y luego, le pregunté si tenía algo que hacer; me dijo que no, y lo invité a tomar un café.

Ya en la cafetería, hablamos recordando los viejos tiempos. A mi no me gusta hablar mucho, pero, hace mucho que no conversaba con un viejo amigo. Si algo aprendí, de aquel momento, fue que un tema que alegra, y que eleva la conciencia es bueno para la salud, y en vez de terminar agotado, después de tres horas de parloteo, me sentí más renovado y ligero. Pagué los cafés y me dispuse a dejarlo en su hogar.

Antes de bajar de mi carro, me dijo que yo tenía imaginación, y que sería bueno que escribiera acerca del odio.

- ¿Qué es para ti el odio? - me preguntó

Esa pregunta fue como un chorro de agua fría, y no sé de dónde le respondí:

- Es un rechazo. Un sentimiento que viene producto de una realidad no deseada o inesperada; el sabor que no deseábamos probar, pero que ineludiblemente nos llega, muchas veces sin aviso.

- Joe, debes escribir acerca de eso... del oído - me dijo. Cerró la puerta y, me pidió un CD que estaba escuchando y que le gustó. Se lo di...

Ya regresando hacia mi casa, traté de recordar todo lo que odiaba, y me di cuenta que era difícil... Después de un esfuerzo, me vino a la memoria el día que me botaron de la Universidad; cuando la chica que amaba se besaba con mi mejor amigo; cuando mi madre se volvió a casar; cuando un ladrón me robo todo lo que cargaba, y que no era mucho, pero era todo lo que tenía; cuando choque el carro de mi hermana y en esos tiempos estaba sin trabajo; cuando me dijeron que tenia cáncer y que tenía unos años de vida... En fin, de todo eso me acordé, pero me di cuenta que, en mi silencio, en mi soledad, en mi realidad no odiaba nada de lo pasado... solo lo recordaba como quien recuerda a un amigo que no ve hace mucho y que desea conversar con él, mas por él que por uno mismo...

Legué a mi casa, tome mis medicinas, leí un poco, me eché sobre mi cama y entendí que era mas fácil amar que odiar; que el primer sentimiento que le llega a uno era de amor. Aceptar perdonar, tener la paciencia de volver a empezar... Uno se da cuenta que todos llegamos a un instante en que tenemos que elegir lo que es mejor... Amar, odiar... La libertad es muchas veces, no un privilegio, sino una maldición al ser humano que carga en sus manos su destino…

Por suerte, aquella conversación que tuve con mi amigo, me hizo pensar que hay cosas que alimentan el alma, y hay cosas que la entierran. La vida y la muerte son aquella esquina que nos falta por cruzar, pero podemos pintar el entorno de aquella realidad con la piedad. Si, piedad a uno mismo, compadecernos, pues, el rechazo, la falta de humildad, ahorcan la sencillez, y... nuestras vidas.

Pensaba acerca de aquellas personas que están en lugar terriblemente dramático... Como aquella mujer que ha salido de su casa en busqueda del uniforme escolar para el tercero de sus hijos. Está pensando en las cosas del almuerzo, en que tiene que recoger a menor de sus hijos, que su madre está lejos y que sería bueno que viviera con ella y su familia, en su esposo que es como un niño y que toma la vida tan irresponsablemente... piensa y piensa y no sabe que va en un tren especial, en un tren que ha sido elegido como el vehiculo de propaganda terrorista, que lo han llenado de bombas, de muerte... Mientras, allá lejos están los lideres políticos, pensando en cómo hacer para llegar más rápido de un lugar a otro por medios ferroviarios; y por el otro lado está el lider terrorista con el rostro contraído y preocupado, rezándole a su dios, para que todo aquel meticuloso proyecto salga exelente, es decir, que explote, y que la gente del mundo abra los ojos y vean las injusticias que cometen los líderes de los paises desarrollados contra su país.

Ya han dado la noticia, el dolor en el mundo es una herida que se vuelve abrir. Todos muestran caras asustadas, llenas de lágrimas, de odio... Mientras, mas allá de la muerte, la nada recibe el final de otra comedia, de otro final adelantado, cuando el ser humano juega con ser dios...

El odio es la ausencia de amor, pero, dos cuerpos no ocupan un mismo espacio y un mismo lugar... El amor es un sentimiento, es la sabiduria y el secreto que guarda cada planta, animal, piedra; pero el ser humano, tiene la desventura de amar su libertad... y por ello, cuando se pierde en su camino, pierde su inocencia, y su amor...

Joe, 5/04/04