Miré su nombre en ese papel; su mujer; y lo único que quería hacer era que ella desapareciera una vez por todas de su vida y de la mia. Ella no lo quería y yo lo amaba con locura, necesitaba que pasara el resto de su vida a mi lado.
A veces me arrepentía de tener semejantes pensamientos pero no podía evitarlo ¿Acaso no era yo la que lo soportaba todo? Sus dias buenos, sus malos momentos, sus problemas, sus alegrías, su trabajo...Lo único con lo que no podía era con sus hijos...Esos eran de ella...¿Y que? ¿Acaso no soportaba yo todo lo demás?
No aguantaba más, no podía soportar que todo el mundo me preguntara por su mujer. Dios mio, esa era yo, no ella... ella solo estaba con él por costumbre, solo por los niños, ni siquiera le quería. Yo era su mujer, era a mi a quien amaba, era conmigo con quien soñaba, era conmigo con quien estaba, con quien compartía sus penas y alegrías. Yo era quien lo amaba y no ella que solo estaba a su lado por obligación, por sus hijos ¿Por qué ella tenía el privilegio de ser su esposa? Esa era yo, yo era su esposa aunque ella tuviera el derecho legal y él lo sabía. Tambien ella lo sabía, sabía que yo no podía con ella; sabía que aunque me amara a mi, que aunque yo era su razón de vivir, ella tenía algo que yo no...sus hijos... eso era algo con lo que yo, con todo mi amor, no podía competir...esos niños lo ataban a ella para siempre, siempre serían pequeños...eternamente.
A veces me preguntaba porque no lo había conocido antes, solo unos meses antes serían bastantes.
No podía más. Sabía que mientras ella estuviera aqui, él la seguiría, no porque la amara, sino porque su deber para con ella iba más alla de su amor por mi.
Aquel día me volví loca, a penas recuerdo nada de lo que pasó, solo sé que no pude más y la maté. La seguí por la calle y la apuñalé tantas veces como mi razón me permitió.
Mi locura de amor me llevó a ese extremo, perdí el sentido y lo único que recuerdo es que me llevaban esposada. Sabía que yo misma me había llevado a la perdición al enamorarme del hombre equivocado pero es curioso...a penas sentía remordimientos... yo solo quería lo que siempre fue mio y la vida me arrebató por haberlo conocido demasiado tarde: su amor.
Y aun aquí, en la soledad en la que llevo tanto tiempo recluida, sigo amandole.
A veces, en mitad de esta noche eterna en la que se ha convertido mi vida, me parece verla, mirandome, con los ojos cargados de infinito reproche, diciendome que con mi locura solo conseguí condenarnos a las dos a la oscuridad, que las dos lo perdieramos...
Ahora sí me hace pensar y se que mi castigo será saber que ella tiene razón y saber que seguirá visitandome mientras viva. Sin embargo y, a pesar de que él fue mi perdición, seguiré amandole toda mi vida,seguiré amandole mientras me quede un último aliento, seguiré amandole... eternamente
yo también estaba deseando de leer tus cuentos. Me ha sorprendido gratamente tu extraordinario estilo. Una mezcla de locura, terror y mucha pasión. Recibe mi más sincera enhorabuena. He tardado porque últimamente estoy muy liado. Saludos.